La Congregación de los Sagrados Corazones admitió conocer cerca de una quincena de acusaciones en contra del sacerdote Juan Andrés Peretiatkowicz por abuso sexual. Mientras, denunciantes de sacerdotes jesuitas cuestionaron que la Compañía de Jesús no diera a conocer -cuando presentaron el informe sobre los abusos de Renato Poblete- el detalle de un abuso contra una menor de apenas tres años y que al menos 15 sacerdotes sabían de sus delitos.

Once denuncias han sido incluidas en procesos de investigación en contra del sacerdote Juan Andrés Peretiatkowicz, según la Congregación de los Sagrados Corazones, a las que se han sumado algunas que fueron reveladas por Radio Bío Bío, llegando casi a una quincena de casos.

Peretiatkowicz Valdés tiene hoy 83 años y está en una casa de reposo de la congregación, con un diagnóstico de parkinson, además de síntomas de alzheimer y demencia senil. Esa situación de salud hizo que no se continuara con el proceso penal en su contra, a pesar de que las acusaciones son verosímiles.

Una de las denuncias formales fue la de Rodrigo Urbano, quien conoció al sacerdote a sus 16 años en el Centro Pastoral Juvenil. Aunque, no tuvo una relación cercana con él hasta que fue mayor de edad y decidió contarle sobre su homosexualidad, lo que le generaba conflictos con la iglesia.

De acuerdo a dicho testimonio, Urbano tuvo una recepción muy acogedora por parte del religioso, lo que se transformó en el espaldarazo que necesitaba, pues su familia no sabía su situación y tenía un padre ausente.

Entonces, Juan Andrés empezó a citarlo a su oficina en la parroquia para conversar, donde empezó de a poco a mostrarse más cariñoso: lo abrazaba, le besaba la mejilla. La última vez que se juntó con él fue cuando ocurrieron los abusos, cuando tenía 20 años.

“Yo sentí que él era la víctima y yo el culpable”, cuenta Rodrigo, que no entendió de inmediato que estaba siendo abusado por el shock que le provocó, y que incluso lo hizo vomitar en una plaza cercana.

Otra de las víctimas que formalizó su denuncia fue Pablo Avendaño, hoy de 43 años, quien vive en Argentina. Denunció su caso en enero de este año ante el delegado de los SS.CC. para la prevención de abusos, Pedro León Zúñiga, a quien describe como un sacerdote muy diligente.

La congregación le envió una carta en marzo en la que le informó sobre la investigación canónica que se había realizado con las denuncias del 2018, proceso frenado por la salud de Peretiatkowicz, a quien conoció en la misa de la parroquia de la Anunciación por el año 1993, cuando empezó a participar de diversas actividades del lugar.

A los 21 años le comentó a Peretiatkowicz que estaba pensando en interrumpir sus estudios y postular al seminario, y ahí el religioso le ofreció ser su padrino. Un día, recostados en la cama conversando temas de amigos, el cura lo abusó. Lo besó, se masturbó y masturbó a Pablo, situación que se repitió unas 3 ó 4 veces, dejándolo perpejo y sin entender lo que pasaba ni por qué.

El vicario de los Sagrados Corazones, el sacerdote Cristián Sandoval, detalló que hay cerca de una quincena de casos que han recibido en contra de Peretiatkowicz y sostuvo que han cambiado protocolos. En espacios como el Centro Pastoral Juvenil se han aplicado medidas, como que todas las reuniones sean en espacios abiertos o con ventanales.

Sobre estos casos, lamentó que Peretiatkowicz no pueda enfrentar sanciones por su estado de salud y manifestó que hay intención de acceder a reparación, como asistencia sicológica y también económica.

“Toda denuncia y todo proceso es doloroso para todas las partes, en el caso de Juan Andrés tal vez lo más duro porque él, si bien es cierto está vivo, está con una enfermedad degenerativa que estamos a la espera de su deceso. Entonces que él no pueda responder a esa acusaciones, que él no pueda ser sancionado por estas acusaciones que nosotros consideramos que son verdaderas, también nos duele porque queda esa sensación que hacemos poco”, admitió.

iglesia.cl
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Mientras, en la Compañía de Jesús siguen los remezones por la investigación en contra del fallecido Renato Poblete. Según la investigación liderada por el abogado Waldo Bown, a la que accedió La Tercera, hay registro de 22 víctimas, entre ellas cuatro menores de edad, que incluye el caso de una niña de apenas 3 años.

Fue casi medio siglo de abusos, los que cometía en dependencias del Hogar de Cristo y su auto, entre otros lugares. Abusos agresivos que cometía por sorpresa. En ocasiones las golpeaba y gritaba frases como: “quiero darte cariño de padre”, “no te corrai’ mierda”, o “te quiero querer de la mejor forma”.

Abusaba de su poder de sacerdote, de su poder social, económico. “Sin mí, ustedes no podrían comer”, “si estás gorda no conseguirás a nadie”, “la violación es inevitable, relájense y gócenlo”, fueron algunas de las frases que reconocieron las víctimas.

Abusos que cometió en medio de la impunidad y que eran de conocimiento de jesuitas, porque la investigación establece que al menos 15 sacerdotes sabían.

Daniel Palacios, vocero de los denunciantes de sacerdotes jesuitas, calificó a Poblete de criminal y cuestionó a la congregación por el encubrimiento. Con esto, dijo, se reafirma que en otros casos de abusos también hubo conocimiento por parte de jesuitas.

“Es como el paroxismo del abuso, en términos de abuso sexual, de control económico, de abuso de conciencia, de silencio, es sorprendente. Y respecto de los sacerdotes jesuitas, indigna que den información de exjesuitas que están callando”.

“Fiscalía tiene que tener una acción penal decidida para investigar, y más activa. Poblete es un criminal”, sentenció.

Otro de los denunciantes de jesuitas y vocero de la Red de Sobrevivientes de Abusos Eclesiásticos, Helmut Kramer, lo calificó como un delincuente sexual sádico.

“Renato Poblete es uno de los delincuentes sexuales más malvados que ha habido en la historia de Chile, uno de los más sádicos. Nosotros sabemos muy bien que por cada una persona que denuncia, en el caso del abuso eclesiástico existen por lo menos 20 más que callan”, estimó.

“Tanto laicos, como sacerdotes jesuitas, priorizaron siempre la organización ante que las personas que estaban siendo dañadas”, criticó.

A pesar de que siete sacerdotes recibieron algún tipo de información, cinco escucharon rumores o cometarios de otras personas, dos recibieron información directa de la víctima, uno recibió la petición de no decir nada y otro hizo la denuncia en las instancias formales, la investigación descarta la figura penal del encubrimiento.