Alí Jamenei es el jefe supremo de Irán. El Ayatola. Es quien tiene la última palabra sobre los asuntos de Estado.

Tras jurar venganza por la ejecución del general Soleimani, su figura forma parte del conflicto entre Teherán y Washington, además de otras naciones que tienen los ojos puestos en la república islámica, dados los últimos y dolorosos acontecimientos.

La agencia de noticias Reuters reveló información de una fuente que estuvo presente en el último encuentro del clérigo iraní, el pasado 15 de noviembre, para contener las protestas.

El origen fue el descontento por los precios de los combustibles. Días después, como alimentadas por la bencina, las exigencias escalaron al punto de pujar por la renuncia del clérigo.

Jamenei no pudo soportar el manejo del gobierno de Teherán sobre el estallido social y le ordenó reprimir con todo a los manifestantes. Que quemaran su imagen, fue uno de los puntos de inflexión para semejante pedido.

Agencia France-Presse
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“La República Islámica está en peligro. Haz lo que sea necesario para terminarlo. Tienes mi orden”, les dijo el ayatola de 80 años.

Tras esa frase, el mundo conocía las cifras escalofriantes de muertos en el marco de las protestas.

EEUU, Amnistía Internacional y otros medios de prensa, hablaban de miles de fallecidos por la represión policial. De las cifras mencionadas por fuentes del gobierno iraní, se incluye la de 17 adolescentes y 400 mujeres entre las víctimas mortales.

MUERTES POR REPRESIÓN EN IRÁN:

Fuentes del Ministerio del Interior: 1.500

Amnistía Internacional: 304

Gobierno de EEUU: más de 1.000

Fuente: Reuters

El miedo de Jamenei, como para lanzar una represión total contra el pueblo, era puntual: “Los enemigos querían derrocar a la República Islámica y se necesitaba una reacción inmediata”, dijo la fuente, dispuesta a revelar a la agencia noticiosa el plan del clérigo para evitarlo a costa de lo que sea, incluso, de la vida de cientos de personas.

Los gobernantes clericales de Teherán hablan de “matones” vinculados a los opositores del régimen en el exilio y a los principales enemigos extranjeros del país: Estados Unidos, Israel y Arabia Saudita. A estas naciones las responsabilizan de provocar disturbios.

El ayatola Khamenei (Jamenei) ha descrito los disturbios como el trabajo de una “conspiración muy peligrosa”.

Agencia France-Presse
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Derribo de Boeing Ucraniano reactiva protestas en Irán

El conflicto en Irán parece lejos de resolverse. El misil que interceptó al vuelo ucraniano, por error, acabando con 176 vidas, puso a la república islámica en el radar mundial del desprecio, sin posibilidad de errar en el blanco de críticas.

Teherán libraba su propio conflicto con EEUU, que mató al general iraní Qasam Soleimani, en respuesta a la muerte de un contratista norteamericano a manos de extremistas allegados al clérigo.

Era momento, según Irán, de atacar a las fuerzas estadounidenses en Irak, lanzando una serie de bombardeos.

No contaban con un daño colateral irreversible, el cual complicaría su causa, al dejar activo su sistema antimisiles que detectó al avión ucraniano como amenaza.

Lejos de verse como una víctima estadounidense y después de tratar de ocultar los hechos, Irán está en medio de la explosión mundial de descontento. Los gobiernos involucrados llaman a la nación a responder por las vidas perdidas a merced de un conflicto ajeno.

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Por si fuera poco, el derribo de la aeronave en la que murieron más de 80 iraníes y 53 canadienses, entre otras víctimas británicas, afganas y ucranianas, reavivó las protestas en Irán contra el gobierno y el clérigo.

Como el resto del mundo, los iraníes contrarios al régimen, ven imperdonable el error que dejó a centenares de personas de luto y a la comunidad internacional espantada por el alcance que puede tener un conflicto tan histórico como injusto.

“¡El clérigo se tiene que ir!”, es la consigna desatada por segundo día consecutivo, desde que Teherán asumió la responsabilidad en la caída del Boeing.

“es necesario protestar por lo ocurrido”, decía uno de los asistentes a la masiva concentración que se repitió en otras zonas de esta nación islámica, entre estas: el centro de Teherán y universidades.

“Guardia Revolucionaria inútil, autora del asesinato de la nación” y “Cañones, tanques y gases lacrimógenos ya no tienen efecto, tengan miedo, nosotros todos estamos unidos”. Eran consignas desafiantes que coincidían con el informe que revelaba a un Ayatola Jamenei, dando órdenes desde hace dos meses para que hicieran lo que fuese necesario contra los descontentos.

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EEUU aumenta la presión, aprovechando las protestas

Al darse por enterado del nivel de descontento causado por las acciones del gobierno y el clérigo iraní, el presidente estadounidense Donald Trump no dudó en sacar réditos de la presión local y mundial contra esa nación.

Le advirtió a su enemigo islámico que “NO MATE A LOS MANIFESTANTES”.

Sin embargo, los manifestantes saben que Irán no se ajusta a la política internacional de derechos humanos.

Solo los más osados están en las calles. La convocatoria ha sido menor a los meses pasados, cuando la represión entró en acción por orden del Ayatola.

“Muchos ciudadanos se unirían a las protestas pero que hay miedo”, decía un estudiante universitario en Teherán que cuidó de no identificarse. No es para menos.

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Ayer, Washington siguió presionando en medio de las protestas contra Teherán, acusándolo de “hacer todo” lo posible para poner fin a las manifestaciones en contra del régimen iraní.

El secretario de Estado, Mike Pompeo, volvió a advertir contra la represión de las protestas.

“No soy ingenuo”, aseguraba el funcionario en un discurso en la Universidad de Stanford, en California, agregando que la milicia Basij, una fuerza voluntaria leal al régimen, “y los canallas iraníes quieren hacer todo para poner fin a estas protestas”.

“Vemos a los iraníes caminar por las calles en cantidades sorprendentes a pesar de los riesgos enormes en los que incurren”, citó a Pompeo la Agencia France-Presse.

El día más álgido de las protestas fue el pasado domingo, cuando los manifestantes quemaron la imagen del ejecutado general Soleimani. La policía iraní usó gases lacrimógenos, además de otro tipo de medidas de represión contra los jóvenes en las calles.

“Estados Unidos está a su lado en sus llamados a favor de la libertad y de la justicia, y en su justificada cólera contra el ayatola” Alí Jamenei “y sus esbirros”, agregó Pompeo.

Estados Unidos sabe que es el momento de presionar contra la figura del clérigo, aprovechando el repudio mundial por el derribo del avión ucraniano.

Tomando o no la palabra al presidente estadounidense o a sus funcionarios, los jóvenes en Irán se muestran dispuestos a correr el riesgo para exponer su rechazo al régimen teocrático.

“La renuncia (de los responsables de la caída del avión) no es suficiente, un juicio es necesario”, piden a viva voz.

“Muerte al dictador”, en referencia al líder supremo, Alí Jameneí. No quieren consesiones para el hombre que decide todo por el país.

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