Miles de personas escapaban el miércoles de los violentos incendios en el oeste de Canadá, los que comenzaron a producirse antes de lo usual, con cientos de soldados adicionales desplegados para combatirlos.
“Mi nuevo hogar es mi tráiler de vacaciones”, dijo Margo Wagner, jefa de un distrito de la Columbia Británica y quien se encuentra entre los evacuados.
Esta es la segunda vez en cuatro años que su casa en Canim Lake, una zona rural en el centro de esta provincia, se ve amenazada por un incendio.
La provincia declaró este lunes estado de emergencia ante el avance del fuego. Más de 5.700 personas han sido objeto de una orden de evacuación y sobre 32 mil se encuentran bajo alerta de evacuación.
“Lo hicimos en 2017 y lo vamos a hacer de nuevo. ¿Es estresante? ¿Da miedo? Por supuesto”, dijo con calma.
Otras localidades vecinas se preparan para lo peor ya que las condiciones meteorológicas (viento y calor) no darán respiro a los 3.180 bomberos desplegados.
“Viví en Ashcroft durante casi 25 años y nunca vi algo así”, dijo la alcaldesa Barbara Roden cuyo municipio, en el centro de la provincia, ha estado en alerta máxima desde el 14 de julio.
“La parte más aterradora es que estamos a mediados de julio. Todavía queda mucho tiempo antes del final de la temporada y no esperamos lluvia”, lamentó.
Las fuerzas armadas canadienses se están preparando para desplegar 350 soldados adicionales en Columbia Británica y 120 en Manitoba, una provincia central que también enfrenta grandes brotes, según el portavoz de la Defensa Nacional John Nethercott.
El incendio crea su propio clima
En Ontario, la AFP constató que unos 75 militares ayudaron a los bomberos locales.
Al sur de la frontera, en Estados Unidos, los bomberos combaten incendios tan grandes que ahora generan su “propio clima”, explicó a la AFP Marcus Kauffman, del servicio de gestión de bosques del Estado.
“Crea sus propios rayos y se retroalimenta”, complementó el especialista.
Casi 80 grandes incendios están devastando cientos de miles de hectáreas en California, Montana y Nevada.
El más impresionante sigue siendo el Bootleg, en Oregón, que quemó en dos semanas el equivalente a la ciudad de Los Ángeles en vegetación y bosques (1.302 kilómetros cuadrados).
Pero los 2.300 bomberos desplegados están “a la altura de la tarea” y han “sin duda ayudado a proteger cientos de hogares” en el área, aseguró el miércoles Ian Yocum, jefe de manejo de incendios.
En la vecina California, varias localidades debieron ser evacuadas ante las crecientes llamas del Dixie Fire, un incendio que pudo haber sido causado por la caída de un árbol en las líneas eléctricas de un importante proveedor de electricidad, Pacific Gas and Electric (PG&E).
Esta compañía se había declarado anteriormente culpable de causar el incendio más mortífero en la historia reciente de California, debido a líneas defectuosas, muy cerca de donde el incendio Dixie está causando estragos.
El miércoles, la compañía anunció su intención de enterrar miles de kilómetros de líneas eléctricas, comenzando por las ubicadas en áreas propicias para el inicio de incendios para evitar otros desastres.
