En un video publicado por el canal de Youtube de la Asociación OTD Chile, Felipe Berríos se dirigió a la comunidad trans para “felicitarlos de que tengan un grupo en que se apoyen entre ustedes” y “decirles como sacerdote jesuita, que los admiro profundamente, les pido que me ayuden a crecer en esto”.

“Fui educado en un mundo machista, sexista e ignorante, y veo que Dios me está hablando a través de ustedes, me está abriendo la mente, me está liberando”, continuó.

La perrita Laika

En su saludo, el sacerdote jesuita comparó a la comunidad trans actual con la perrita Laika, citando el aporte de su sacrificio a la carrera espacial.

“Usando ese ejemplo, yo se que ustedes no son una perrita ni están en la carrera espacial, no quiero decir eso, pero sí (que con) el dolor que ustedes están viviendo, las humillaciones que han vivido, esto de que los miran como a través de un microscopio, que tienen que contar su última historia una y otra vez, ustedes están siendo un poquito como la perrita Laika, abriéndole el espacio a muchos más que a lo mejor no se van a suicidar o que van a crecer en libertad”, explicó Berríos.

“Le están abriendo el espacio a una sociedad que está media atrofiada y que tenemos que ir desplegando nuestra libertad, aceptando mayor diversidad, y ustedes nos están humanizando a todos”.

“Nadie les preguntó si ustedes querían serlo, y a lo mejor no lo querían, pero de alguna manera están siendo héroes, están ayudando a que nosotros crezcamos.”

La cruz

En otra comparación, Felipe Berríos se refirió a un pasaje bíblico, en que “cuando a Jesús lo llevaban a crucificar, dice que se cayó una, dos y tres veces, porque no daba más con la cruz”.

En esto, relata, “venía un tal Simón de Cirene, que era un gallo común y corriente que venía del campo, y lo agarraron los soldados para preguntarle si tenía fe, si quería o no quería, (y) lo obligaron a llevar la cruz de Cristo, y no sabemos si lo hizo a regañadientes o con garabatos o ‘choriao’, pero sabemos que fue el único ser humano que ayudó a Jesús a cargar la cruz”.

“Ustedes están ayudándonos a nosotros a desprendernos de la cruz que es creernos normales, (de) juzgar a los demás como raros. Ustedes nos están liberando de esa cruz que nos pesa”, sostuvo.

“Quiéranse entre ustedes, apóyense, hay muchos que los estamos apoyando y que también pagamos un costo”, dijo el sacerdote a modo de despedida, y les aconsejó que “tengan paciencia, porque estos son procesos lentos, a largo plazo, no son de una generación”.

“Tal vez (en) 2 o 3 generaciones van a gozar de la libertad que ustedes sembraron con su dolor, con su estrategia y su inteligencia, como hoy día las mujeres pueden gozar de un poco más de libertad, todo gracias a otras mujeres que se sacrificaron en el pasado”, argumentó.

“Decirles que yo siento que Dios los quiere a ustedes tal cual ustedes son, que se las está jugando por ustedes, que nosotros los sacerdotes y la iglesia deberíamos estar totalmente ayudándolos, lamentablemente no es así todavía, y (quiero) agradecerles profundamente lo que ustedes son”, concluyó.