Jacqueline Jacob, la tía abuela del pequeño Grégory, un niño de cuatro años cuyo asesinato conmocionó a Francia en 1984, fue inculpada el viernes por secuestro y muerte, según una fuente cercana a la investigación.

La acusada, de 85 años, tía del padre del niño, abandonó el tribunal de la ciudad de Dijon escoltada por varios gendarmes. La Fiscalía general gala pidió además la imputación de su esposo, Marcel Jacob, por “secuestro”, según su abogado.

El fiscal Jean-Jacques Bosc brindó una rueda de prensa para abordar el caso, uno de las grandes enigmas criminales francesas. La policía había detenido el miércoles a una cuñada del padre del niño, Ginette Villemin, antes de liberarla al día siguiente: también interrogaron a los abuelos paternos de Grégory como testigos.

El cadáver del “pequeño Grégory”, como se bautizó inmediatamente al caso, fue encontrado la noche del 16 de octubre de 1984, atado de pies y manos en las frías aguas del río Vologne, en la región de los Vosgos, pero en su cuerpo no había señales de violencia.

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El hallazgo marcó el comienzo de un caso sin culpable claro ni móvil aparente, que tuvo en vilo a Francia durante mucho tiempo.

Reapertura en 2008

La investigación se reabrió en 1999 y luego en 2008. Hasta la fecha se han tomado más de 400 muestras de ADN, se interrogó al menos a un centenar de potenciales testigos y se recibieron casi 2.000 mensajes anónimos.

Un primo del padre, Bernard Laroche, fue inculpado y luego liberado a raíz del asesinato. Pero el padre de Grégory, Jean-Marie Villemin, convencido de su culpabilidad, lo mató en 1985 con una escopeta de caza, un crimen por el que estuvo cuatro años en prisión.

El “clan Laroche” vuelve a estar en el centro de la investigación, a raíz de análisis grafológicos de las cartas de amenazas y demás correos enviados por una persona anónima a los padres de Grégory.

Esos nuevos estudios orientaron las sospechas de los investigadores hacia Jacqueline Jacob. En otra carta recibida por los padres de la víctima, se hacía referencia a una venganza. Esa es la misiva que más interesa a la Policía gala.