En el séptimo capítulo de “La Vega”, la protagonista fue Priscilla Oyarzo, de 26 años y quien regresó a vivir a la casa de su mamá después de separarse de su marido.

Lo que en un principio fue un grato reencuentro familiar entre madre e hija, se fue convirtiendo en un dolor de cabeza para la primera porque está cansada que la joven no haga nada, no colabore en la casa y abuse de su hospitalidad.

Priscilla llevaba más de un año sin estudiar ni trabajar y recibiendo una mesada de $200 mil de su madre, por lo que su familia se comunicó con la producción del programa para pedir ayudar El espacio llevó a la joven a vivir las exigencias de una ruda experiencia laboral en La Vega Central donde no lo pasó bien.

TVN
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Oyarzo tuvo que ser parte de un negocio que abastece de productos de aseo a toda La Vega, donde no sólo tendrá que ordenar y atender, también deberá realizar demostraciones de limpieza en lugares muy sucios que la harán mostrar su atrevido carácter.

En su segundo día de trabajo se sometió a una ruda y exigente jefa que madruga a diario para ofrecer desayunos con el que muchos comienzan la jornada en este gran mercado.

La pasión por la cocina de Priscilla será puesta a prueba en “Los reyes del pan”, donde podrá validarse como un aporte en su lugar de trabajo y también darse cuenta de lo equivocada que ha estado en su comportamiento y actitud frente a las responsabilidades.

Los televidentes, no tomaron a bien las actitudes de la mujer a quien le costó acostumbrarse a trabajar.