La cinta de Sebastián Lelio (“Gloria”) ha cosechado premios como ninguna otra película chilena. En Berlín obtuvo el Oso de Plata al Mejor Guión y Teddy Award al Mejor Largometraje; en Festival Internacional de Cine de San Sebastián el Premio Sebastiane Latino; en el Festival de Cine de Lima el Premio del jurado y Mejor Actriz; en los Premios Iberoamericanos de Cine Fénix obtuvo Mejor Película, Mejor Dirección y Mejor Interpretación Femenina; en Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana el Premio Especial del Jurado, Mejor Actriz y Premio Únete-Naciones Unidas; y en los Premios Foqué el galardón a la Mejor Película Latinoamericana, por mencionar algunos.

La historia de la joven transexual Marina (Daniela Vega), cuya pareja, Orlando Onetto (Francisco Reyes), de 57 años, muere en forma repentina después de celebrar el cumpleaños de ésta, toca teclas que apuntan a denunciar prejuicios y estigmas, sociedades y grupos (muy) conservadores, sumados a violencias de diversos tipos (machistas, por ser diferente, por ser pareja de un hombre “bien” y mayor, etc). Algunas implícitas y otras explícitas.

“Una Mujer Fantástica” es una buena película, con un gran elenco (Daniela Vega, Francisco Reyes, Luis Gnecco, Aline Kuppenheim, Nicolás Saavedra, Amparo Noguera, Alejandro Goic, Sergio Hernández, Nestor Cantillana, Trinidad González, Antonia Zegers y Marcial Tagle, entre otros) y algunas actuaciones destacadas, que da la sensación de estar hecha para ganar premios, para seducir a la crítica, para situarse en un lugar preponderante de lo “políticamente correcto” y “oportuno”, donde criticarla puede ser riesgoso, mientras alabarla y premiarla asegura un lugar entre los “progresistas”, entre los que defienden los derechos de las minorías, de los (injustamente) estigmatizados. O al menos, evita ser cuestionado.

Lo cierto es que “Una Mujer Fantástica”, salvo excepciones, ha cosechado nominaciones y premios y muy buenas críticas.

Es una cinta con luces propias que se sostiene en gran medida en su protagonista, Daniela Vega (que ya fue primera figura en la película “La visita” de 2014, con un personaje transexual y con una gran actuación suya y de Rosa Ramírez), ayudada en parte por lo que simboliza. Sin Vega, el filme se desinfla y quedaría en una medianía.

Daniela (en esto reconocemos una gran labor de Sebastián Lelio) hace un gran papel, mostrando ese terreno frágil del drama, el dolor, junto a los temores al rechazo, a tener que estar casi siempre a la defensiva, reafirmándose en lo que es (o cree ser), combinado con momentos de rabia, de dudas como de ternura (por ejemplo en el crematorio, o con su profesor de canto: un notable Sergio Hernández).

El elenco de “Una Mujer Fantástica” es muy bueno, con algunas actuaciones sobresalientes (Daniela Vega, Sergio Hernández, Luis Gnecco, Nicolás Saavedra, entre otros), pero con debilidades de guión y/o de dirección, donde el dramatismo de la situación (la repentina muerte de Orlando y la urgencia de su “familia” por excluir a su “pervertida” pareja de las ceremonias fúnebres) no logran plasmarse ni transmitirse…

A nuestro entender, sobran lugares comunes, imágenes ya vistas, prejuicios expresados en forma tosca, en una historia que se hace a ratos poco creíble. Por la gran cantidad de cosas que pasan entre la muerte de Orlando y su funeral (máximo 48 horas), por la mezcla de locaciones que, para quienes conocemos esos lugares, se hacen ilógicos, y un secuestro que no calza con la realidad actual de nuestro país.

Más allá de lo planteado, “Una Mujer Fantástica” es una película que no provoca ni ofende a (casi) nadie… Es más bien complaciente, hecha “para todo espectador” (en eso, está en las antípodas de “Jesús”, de Fernando Guzzoni, que denuncia, provoca, incomoda y agrede mostrando de forma cruda -sin tomar partido y sin sermones- una realidad en extremo incómoda y amenazante), mostrando esa realidad con buenas capas de “corrección”.

El filme ha tocado las teclas adecuadas (como cinta y como gestión de Fábula) para obtener nominaciones y premios en el circuito de festivales internacionales. Pero, a mí entender, y reconociendo sus méritos, estos los ha recibido en buena medida por méritos que no son cinematográficos (porque creo hay mejores cintas). Los temas tratados, ese carácter inofensivo, su “corrección política” (todo ello apoyados en la gran actuación de Daniela Vega) son cosas que pueden generar rabia. Una rabia que puede llevar a posturas radicales o a fomentar la indiferencia. Todo lo opuesto a lo que, aparentemente, busca “Una Mujer Fantástica”. Son el tipo de hechos que facilitan liderazgos como el de Trump, los populismos y otros.