“45 años” puede verse como una película convencional desde el afiche, pero este drama de 2015 indaga en los caminos ocultos de las relaciones personales que, después de un largo andar, se supondría ya pavimentado encima de un pasado olvidado e incuestionable.

Kate y Geoff son un matrimonio con muchos, muchos años a cuestas. En la soledad del campo, viven tranquilos junto a su perro, y sin mucha aventura. Dentro de esta tranquilidad, a Geoff le llega correspondencia: una ex novia de él, que murió congelada en los Alpes hace 50 años en una travesía que hizo junto a él, fue encontrada y su cuerpo se mantiene intacto desde ese trágico día. Aquí comienza un problemón, del que no había muchos indicios en los anteriores 45 años de esta relación, ya que ocurrió incluso antes que Kate y Geoff se conocieran.

Kate y Geoff viven en un lugar plano (geográficamente y de tono). Algo que contrasta con las aventuras anteriores de Geoff y su ex novia en las montañas alpinas, que iremos imaginando a través del relato de él y las preguntas de su actual esposa. Un contraste que nos invitará a crear una historia y entender el camino que él decidió tomar después de ese suceso, pero no sin dejar tormentos en el camino, principalmente en cómo Kate construirá ese pasado del que no tiene mucha información y que, de sopetón, reconstruye los detalles en su cabeza.

Este matrimonio no tiene hijos. Por eso, se tienen el uno a otro, y la crisis que genera la nueva noticia replantea la inversión emocional y de tiempo en una relación que puede parecer una segunda opción más que un proyecto principal. ¿Qué pasó antes?. Esta incerteza sobre la definición de la relación que nace desde Kate (el relato se centra desde su perspectiva) es el caldo de cultivo para una serie de cuestionamientos del tipo “y qué hubiese ocurrido si…?”. O peor aún, preguntarse “¿Y qué hago ahora?”.

Esta crisis golpea el espíritu de la celebración del 45° aniversario de matrimonio de Kate y Geoff, del que ya se han generado expectativas. La frialdad de las escenas de dicha ceremonia aporta a descubrir el entramado en la mente de Kate, donde el pasado revive con profunda nitidez, de formas más allá de las esperables. Esto no es gratuito, ya que en el camino Kate descubrirá que el pasado de Geoff no estaba tan enterrado ni olvidado en la mente de él. Aquí es cuando se hace más difuso si la historia termina o recién comienza.

La nostalgia es una bofetada fuerte a una vida consolidada por la rutina. El punto de quiebre que produce la llegada de la carta abre una veta que invita a reflexionar si vale la pena reconstruir el pasado. No por nada, después de una escena de sexo entre Kate y Geoff, Ella se levantará después de escuchar ruidos de cómo él está en el ático revisando su maleta de recuerdos con su ex novia (que todavía mantiene!). Esa evidencia inseguriza a Kate, especialmente en una semana tan importante, con tantos preparativos de por medio y expectativas de los amigos (interesante es ver esta subtexto de agradar a los otros, por sobre priorizarse uno mismo).

Las actuaciones de los roles principales (interpretados por Tom Courtenay y Charlotte Rampling) son increíbles a la hora de evaluar el desbalance emocional de ambos.

Especialmente Rampling, quien en la escena del vals durante la ceremonia, muestra una frialdad sutil, como si a través de sus gestos blancos pudiéramos ver todo lo que pasa por su cabeza. Como decía Hitchcock, la sutileza de la expresividad facial es todo para construir el personaje.

45 años (2015)
Director: Andrew Haigh
Reparto: Tom Courtenay, Charlotte Rampling
Basada en: In Another Country de David Constantine
En cartelera: Cine Arte Normandie