“En todas las clínicas cuicas, muchas familias conservadoras han hecho abortar a sus hijas”. Esa fue la declaración que desencadenó la polémica que terminó con la renuncia de la ministra de Salud, Helia Molina.

La hoy ex secretaria de Estado puso el foco en otra arista de la discusión en torno a la interrupción del embarazo; en el aborto seguro, en clínicas, con viajes y resguardos médicos de por medio.

Una serie de testimonios, recogidos por El Mostrador, aunque con matices, dan cuenta de esta situación, a todas luces privilegiada, pero no por ello menos clandestina.

Quebrantando el secretismo, una mujer que abortó a los 26 años comentó su experiencia.

“Aborté en una clínica cuica. Con un médico que atendía en su consulta de Providencia y que conocí gracias al boca a boca, por una amiga”, expresó, según recoge el medio electrónico.

“Yo estaba en un momento complicado de mi vida, profesionalmente, y el aborto fue en el marco de mi matrimonio, pero tengo una profunda convicción sobre el derecho de la mujer de poner término a un embarazo cuando lo desee, porque en la medida que todavía no se trata de una vida humana, tenemos derecho a decidir. De acuerdo a la ciencia, la vida no es humana mientras no se produce el tejido neurológico”, agregó.

La mujer describe su situación como la “encarnación de la injusticia y contarlo es una forma de reivindicar un derecho”.

Detallándola, añadió que tras la visita al médico, y luego de pagar $700.000, la trasladaron a una clínica, donde le fue interrumpido un embarazo de casi tres meses.

Tuve todas las posibilidades de hacerlo porque tenía los recursos y la formación. Yo tuve que pagar antes y en efectivo; no todos tienen esa facilidad. Para mí es inevitable pensar en aquellas mujeres que no pueden acceder o esas niñas de 11 ó 12 años violadas o que tienen hijos a esa edad y se arruinan la vida, porque tener un hijo a esa edad es muy difícil”.

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Viajes

Atendemos entre 4 a 8 mujeres chilenas por mes. Esas llegan a Buenos Aires y el doble llega a Mendoza. Son las más pudientes y suelen requerir más servicio que las argentinas promedio, ya que por ser de clase social alta suelen tener información y más preguntas”, dijo, consultada por El Mostrador, una profesional que colabora en la tarea de realizar abortos en Argentina.

“Les aseguramos que aquí atiende un médico matriculado, con todos los controles de higiene necesarios. Las que vienen se van agradecidas y muy contentas porque, a pesar de la desconfianza que traen, se van con la solución que en Chile no encuentran”, explica.

El aborto en Argentina es ilegal, con las excepción de los casos de violación o de manifiesto peligro para la salud de la madre.

“Se hace paralelo al sistema de salud porque aquí es ilegal. Se siguen los protocolos que una interrupción requiere, aunque no se incluye internación, de esta manera es ambulatorio”, informó la facultativa.

Las cifras

No existe certeza en torno al total de abortos practicados en Chile, sin embargo las estimaciones hablar de aproximadamente 100 mil anualmente. A esa cifra llegó el Centro de Medicina Reproductiva y Desarrollo Integral del Adolescente, en cooperación con un equipo de la Universidad de Chile.

En tanto, Olav Meirik, epidemiólogo del Instituto Chileno de Medicina Reproductiva, aventuró que serían entre 60 y 90 mil los abortos en un año.

Por su parte, en el informe anual de derechos humanos de la Universidad Diego Portales en su versión 2013, se levantó el número de 70 mil. En dicho escrito también se plasman diversos testimonios de abortos en Chile bajo diferentes condiciones, en un esfuerzo por restarle el manto de tabú a un tema de salud pública.