El director del diario británico The Guardian, Alan Rusbridger, rechazó este martes que la publicación de los documentos secretos de inteligencia de Edward Snowden haya puesto en peligro a Gran Bretaña.

“La mayor parte de todo esto es incómodo porque ha salido a la luz pública, no porque amenace a la seguridad nacional”, dijo Rusbridger, rechazando las alegaciones del gobierno británico.

“No hay nada que haya puesto en riesgo la seguridad nacional”, subrayó, agregando que “no publicaron nombres ni perdieron el control de los nombres” de agentes que pudieran aparecer en los documentos.

“Creo que hay países, y no son generalmente democracias, donde la prensa no es libre de escribir sobre estas cosas y donde los servicios de seguridad dicen a los editores lo que escribir, y donde los políticos censuran a los diarios”, agregó.

“Ese no es el país en el que vivimos, Gran Bretaña (…) y es una de las cosas que me gustan de este país, que tenemos libertad de escribir, e informar, y creer que tenemos privacidad”, sentenció.

El reportero estadounidense Glenn Greenwald, que reside en Rio de Janeiro, divulgó en el periódico británico The Guardian la información sobre el espionaje de Washington que le facilitó Edward Snowden, exconsultor de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) y ahora refugiado en Rusia.

The Guardian facilitó esa información al diario The New York Times antes de destruirla voluntariamente ante representantes de las autoridades, que sostenían que alguien podía introducirse en el sistema informático del diario y hacerse con el material.

Ambos diarios, además del semanario alemán Der Spiegel y el estadounidense Washington Post, han publicado en los últimos meses artículos revelando la existencia de un espionaje indiscriminado de Estados Unidos y los países anglosajones a líderes extranjeros y a ciudadanos comunes mediante la intervención de sus correos y llamadas.

La pareja de Greenwald, que ya no trabaja en el diario, fue detenido durante nueve horas en el aeropuerto londinense de Heathrow bajo la ley antiterrorista.

Sin referirse explícitamente a este episodio, Rusbridger habló de un “intento deliberado de intimidar” al diario por parte de las autoridades.

“Disparar al mensajero es un viejo truco para distraer la atención”, afirmó el editor.