El reconocimiento del Estado palestino por parte de varios países de América del Sur, encabezados por Brasil, es un gesto simbólico que marca el nacimiento de una nueva diplomacia regional, más independiente de Estados Unidos, según analistas.

Desde el 3 de diciembre, Brasil primero, y luego Argentina, Bolivia, Ecuador, Chile y finalmente Perú el lunes, reconocieron el Estado palestino. Uruguay se espera que lo haga en 2011.

Estos reconocimientos resultan de la confluencia de dos situaciones.

Por un lado, por “la sensación (de los palestinos) de que todo está casi bloqueado y de que quizás es necesario buscar nuevos socios”, y por otro, del “deseo paralelo de Brasil de jugar un papel más importante en las relaciones internacionales”, explicó Jean-Jacques Kourliandsky, investigador del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS) de París.

Ante el persistente estancamiento en las conversaciones de paz con Israel, los líderes palestinos han instado a muchos países a reconocer el Estado palestino dentro de las fronteras de 1967, antes de la Guerra de los Seis Días y la ocupación de la franja Gaza y Cisjordania.

Brasil, Argentina, Bolivia y Ecuador fueron los primeros en hacerlo en esos términos. Chile y Perú, más cercanos a Estados Unidos, no incluyeron precisiones sobre las fronteras.

Después de lograr una masa crítica de países (un centenar ya reconoció a Palestina, la mayoría en los años posteriores a la declaración de “independencia” de 1988), diplomáticos palestinos prevén presentar su reivindicación ante el Consejo de Seguridad de la ONU.

Para Michael Shifter, del Diálogo Interamericano con sede en Washington, los reconocimientos latinoamericanos son “en gran medida simbólicos, pero se centran en una tendencia constante en Sudamérica a aplicar una política exterior independiente, incluso en cuestiones más delicadas como Medio Oriente”.

“Es difícil pensar que el caso se mueva mucho en el futuro inmediato, pero el impacto internacional ha sido bastante duro. Sobre esta cuestión reservada a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Gran Bretaña), hay una presencia latinoamericana que no existía”, dijo por su parte Kourliandsky.

Los reconocimientos también se presentan como un preludio de la Tercera Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del Foro América del Sur-Países Arabes (ASPA), que se realizará el 16 de febrero en Lima.

Desde la primera cumbre en Brasilia en 2005, donde ambos bloques dieron un apoyo unánime a la causa palestina y criticaron a Israel, las relaciones entre las dos regiones se han consolidado.

A principios de 2009, el ex presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, viajó a Ramala y Jerusalén. Luego, a finales de 2009, el presidente palestino, Mahmud Abas, hizo una gira por Sudamérica.

Existe un “creciente desarrollo de las relaciones entre regiones en el mundo emergente y un cambio estratégico regional, que es cierta declinación de la influencia de Estados Unidos y un aumento del rol de Brasil”, dijo el analista político argentino Rosendo Fraga, del Instituto Nueva Mayoría en Buenos Aires.

En Sudamérica, “el liderazgo de Brasil se afianza”, subrayó. El gigante sudamericano reclama un asiento permanente en el Consejo de Seguridad y una mayor participación de los países emergentes en las relaciones internacionales.

Al reconocer el Estado palestino, varios gobiernos latinoamericanos también tienen en cuenta el peso de las comunidades árabes de origen sirio-libanés y palestino que viven en sus territorios.

La comunidad palestina en Chile, con 300.000 miembros, es la más grande de Sudamérica.