Amplio rechazo causó en Perú la protesta que activistas de Greenpeace realizaron en uno de los terrenos arqueológicos más importantes del país vecino.

Se trata de la instalación de una leyenda en la contigüidad de las Líneas de Nazca, precisamente en aquella que forma la icónica imagen de un colibrí.

Los ambientalistas buscaban entregar un mensaje en pro de la conservación a los líderes que participan de la cumbre sobre cambio climático de las Naciones Unidas -COP20- en Lima.

Sin embargo, su acción, lejos de generar consenso, atrajo numerosos cuestionamientos motivados por el eventual perjuicio que la aproximación de las personas habría tenido en las formas de Nazca.

“Le podemos asegurar que fue hecho absolutamente ningún daño. El mensaje estaba escrito en letras de tela que sentaron en el suelo sin tocar las líneas de Nazca. Fue evaluada por un arqueólogo experimentado, garantizando ni siquiera un rastro fue dejado atrás”, señaló Greenpeace en su Facebook oficial tras la ola de críticas.

La Asociación Maria Reiche, dedicada al cuidado de la herencia de la cultura Nazca, aseguró que el desarrollo de la actividad representa “un daño al patrimonio cultural de la humanidad”.

Para sustentar lo anterior, en su Facebook la agrupación dejó una fotografía que ilustraría el deterioro para la zona que habría significado el paso de los miembros de Greenpeace.

Según informó el diario peruano La República, en la inédita intervención participaron alemanes, argentinos, austríacos, brasileños, españoles, italianos y también chilenos.