Bajo el frío hielo de la Antártica podría ocultarse una importante fuente de metano, potente gas de efecto invernadero, según reveló un nuevo estudio científico publicado por la revista Nature y a cargo de un grupo internacional de expertos.

El estudio dirigido por la profesora Jemma Wadham, del departamento de Ciencias Geográficas de la Universidad de Bristol, demuestra que la antigua materia orgánica de las cuencas sedimentarias que se encuentran bajo la capa de hielo antártico, puede haberse convertido en metano, por acción de los microorganismos que viven en el fondo en condiciones de escaso oxígeno.

Los investigadores estiman que el 50 por ciento de la capa de hielo de la Antártica Occidental, y el 25 por ciento de la capa de hielo de la Antártica Oriental, se encuentran sobre cuencas sedimentarias preglaciales, que contienen alrededor de 21.000 millones de toneladas de carbono orgánico según información entregada por Prensa Antártica.

“Esta es una enorme cantidad de carbono orgánico, más de diez veces el tamaño de las reservas de carbono en las regiones del norte. Nuestros experimentos de laboratorio nos indican que estos ambientes bajo el hielo son biológicamente activos, lo que significa que el carbono orgánico se ha metabolizado a dióxido de carbono y gas metano por microbios”, señaló Wagham.

Por su parte, Sandra Arndt, integrante del equipo de investigación de la Universidad de Bristol, explicó que “no es sorprendente encontrar cantidades significativas de hidratos de metano atrapados bajo el hielo, debido a que el ambiente es frío y las presiones son altas, condiciones importantes para la formación de hidratos de metano”.

“Si el hidrato de metano está presente bajo la capa de hielo de la Antártica, su liberación durante los episodios de colapso de la cala de hielo, podría actuar como una retroalimentación positiva sobre el cambio climático mundial. Nuestro estudio pone de relieve la necesidad de continuar los estudios en la región antártica, ya que puede tener un impacto mucho mayor sobre el sistema climático de la Tierra de lo que creíamos”, advierte Slawek Tulaczyk, coautor del estudio, y profesor de Ciencias Terrestres y Planetarias de la Universidad de California.