Un tribunal de la provincia de Córdoba (centro) condenó el martes a un productor de soya y a un piloto de avión a tres años de prisión condicional por los delitos de contaminación ambiental, en el marco del primer juicio penal realizado en Argentina por uso de agroquímicos.

Miguel Martínez, abogado querellante, informó a la AFP que los magistrados condenaron a tres años de prisión de ejecución condicional a Francisco Parra (57 años), propietario de un campo próximo al barrio Ituzaingó, de 6.000 habitantes, en la periferia de Córdoba (700 km al norte de Buenos Aires).

El profesional destacó “que las condenas sientan un precedente” en los casos de contaminación por agroquímicos, aunque reconoció que “la gente viene luchando desde hace 12 años y esperaba penas de ejecución efectiva”.

Con todo, Martínez explicó que si Parra comete un nuevo delito deberá cumplir la condena en la cárcel y no descartó apelar la decisión del tribunal.

Los camaristas, que encontraron a Parra autor del delito de contaminación ambiental, también dispusieron que deberá cumplir durante cuatro años diez horas semanales de trabajo no remunerado a favor del Estado o de instituciones de bien público vinculadas a la salud.

Además, el productor quedó inhabilitado durante ocho años para el ejercicio de la actividad de aplicación de productos agroquímicos.

“Hemos cumplido el objetivo de mínima”, dijo por su parte el fiscal Marcelo Novillo Corvalán en relación a las condenas y destacó que en el juicio se había probado que “la fumigación, en las condiciones socioambientales en que se encontraba el barrio, había puesto en peligro la salud humana”.

En tanto, el piloto Eduardo Pancello (54) recibió la misma condena que Parra por ser considerado coautor del delito de contaminación ambiental y quedó inhabilitado por 10 años para el ejercicio de la actividad de aplicación de agroquímicos. También deberá cumplir tareas comunitarias vinculadas a la salud.

El tercer imputado, el productor Jorge Gabrielli (51) fue absuelto porque el tribunal consideró que no había pruebas determinantes en su contra.

Entre 2001 y 2010 se encontraron 193 casos de cáncer entre los vecinos de Ituzaingó, además de otras malformaciones como púrpura o labio leporino, según la querella.