El anuncio de la condonación de las deudas estudiantiles surge en un momento político peculiar, donde el gobierno busca cumplir su compromiso presidencial. No obstante, el anuncio del gobierno también ocurre casi un mes después de que el presidente Joe Biden anunciara un nuevo plan de condonación de deudas estudiantiles en Estado Unidos.

El anuncio de Biden busca reducir hasta 20,000 USD para todos los deudores de créditos federales, cuyos ingresos no superen los 120,000 USD anuales. El gobierno norteamericano estima que su política de condonación beneficiará a más de 30 millones de deudores, equivalentes a casi el 70% de la población deudora, y beneficiará -en particular- a estudiantes en mora de sectores populares y comunidades de color, quienes han sido los principales perjudicados por los intereses, penalidades y el abuso en el cobro de aranceles que instituciones con fines de lucro ejercieron en el sistema.

El nuevo plan se suma a varias iniciativas que el gobierno norteamericano ya ha implementado, tales como: la creación del plan “SAVE”, que constituye una modalidad de pago contingente al ingreso, que permite la repactación de las deudas y acceso a mejores condiciones de pago. También, la ampliación del programa de condonación vía de servicio público o “Public Service Loan Forgiveness”, el cual condona las deudas de egresados que cumplen funciones públicas y de servicio social; y las condonaciones administrativas aplicadas a deudores que han pagado por más de 10 años.

En suma, estas medidas ya han beneficiado a más de 4 millones de deudores en su primer año de implementación y han constituido un enorme alivio para las clases medias en riesgo financiero.

El caso de Chile

¿Por qué la experiencia estadounidense es relevante para Chile y el debate actual? Desde 1980 la política de créditos estudiantiles de Chile se ha basado en el modelo estadounidense de créditos estudiantiles.

Este modelo tiene como características principales que:

1) Sus condiciones de pago no se ajustan a los cambios en la empleabilidad e ingresos de los deudores. Además, demandan una cuota fija constante, que es muy difícil de pagar dada la fluctuación de ingresos y empleabilidad de los egresados.

2) El sistema de créditos posee una modalidad de garantía estatal que, desde los 70, permitió que el Estado subvencionara a acreedores privados para que participen del sistema de créditos.

El Crédito con Aval del Estado (CAE) comparte estas características y presenta exactamente los mismos problemas que los créditos federales estadounidenses.

Por ende, no es casual que ambos gobiernos presenten políticas de condonación como parte de reformas a sus sistemas de créditos. Las reformas estadounidenses y chilena buscan revertir dos problemas estructurales en sus sistemas de créditos:

1. El sobreendeudamiento de los egresados

Como lo señala la evidencia, las deudas estudiantiles han tenido un efecto devastador en las generaciones que han accedido a la educación superior por primera vez. Las deudas han aumentado el costo de la educación superior y también han frustrado las expectativas de movilidad social, al demandar un porcentaje muy alto de los ingresos de los deudores, tener condiciones de pago muy estrictas que fuerzan a un alto porcentaje de deudores en mora y sujetos a intereses penales.

También aumenta el riesgo financiero de los núcleos familiares, marginando a los deudores del acceso a otros créditos financieros clave para su trayectoria familiar, como los créditos hipotecarios.

2. La condonación busca enmendar los problemas de funcionamiento de los créditos estudiantiles

A diferencia de otros sistemas créditos, como el británico o el australiano, donde los deudores pagan un porcentaje máximo de sus ingresos, los créditos norteamericanos y los CAE chilenos tienen deudas anuales fijas que no varían con los ingresos de los egresados.

Si bien la modalidad de pago contingente se introdujo el 2012 en Chile, esta modalidad es opcional y no todos los deudores pueden postular a ella. Bajo estas condiciones, es muy difícil para los deudores mantener un pago constante, lo que explica por qué EE. UU. y Chile tiene altas tasas de morosidad y, por ende, baja recaudación vía el pago de deudas.

Una política razonable y no inmoral

El caso estadounidense indica que las políticas de condonación no son actos populistas.

Al contrario, las políticas de condonación son mecanismos de gobernanza de las deudas que mejoran las fallas de diseño en los sistemas de créditos y las políticas de financiamiento a la educación superior.

Las políticas de condonación buscan reparar las consecuencias indeseadas de los créditos estudiantiles y las promesas fallidas de eficiencia y mayores oportunidades que justificaron la masificación de los créditos estudiantiles.

Lejos de ser inmorales, las políticas de condonación son técnicamente razonables y son una señal de la preocupación que los gobiernos tienen por el funcionamiento de sus políticas públicas y el impacto que estas tienen en la ciudadanía.

Cabe esperar a que se presenten los detalles de la propuesta para poder discutir responsablemente si la propuesta satisface las demandas ciudadanas y si la política es coherente con el momento país.

Por el momento, las señales del gobierno apuntan en la dirección correcta, y al igual que en EE. UU., el gobierno busca dar una solución de largo plazo a uno de los aspectos no resueltos en las políticas de financiamiento de la educación superior y a uno de los agobios financieros de miles de familias chilenas.