Nuestro verdadero enemigo no es Maduro, ni el Tren de Aragua, ni Los Gallegos, y tampoco Hezbollah.

Sin capacidad de reacción

Aunque a algunos les duela mucho reconocerlo, hasta hace no muchos años Chile era un buen país para vivir, con oportunidades de trabajo y seguridad que los países vecinos no podían brindar a los suyos.

Fue a este Chile al que poco a poco empezaron a llegar ciudadanos de Perú, Colombia y Venezuela, cada vez más, y no tuvimos capacidad de reacción por lo que en este flujo migratorio se colaron delincuentes, mafias incluso, y no supimos atajarlas. Mucho me temo que con esa misma lozana ingenuidad estamos dejando que se cuele, de a poquito, un grupo que puede ser aún más peligroso si llega a instalarse a cabalidad: el terrorismo.

Los indicios

Tenemos varios indicios de la presencia de agentes iranís en Chile: una investigación en torno a un empresario financiado presuntamente por Hezbollah en la Zona Franca de Iquique, dos ciudadanos iranís con pasaportes falsos que se dieron a la fuga en las narices de nuestras fuerzas de seguridad, un avión que estuvo en tránsito en nuestro país con tripulantes iranís y de cuyos propósitos nunca logramos tener total claridad, y una sede destinada -también presuntamente-, a operaciones de ese grupo.

Sé que para muchos -nuestro Gobierno incluido- hablar de una agrupación terrorista iraní germinando en Chile es casi un delirio, porque ¿qué podría querer Hezbollah de un país tan lejano como el nuestro? Bueno, aunque nos cueste verlo tenemos una serie de elementos atractivos geopolíticamente, sobre todo producto de nuestra costa, y tenemos una relación absurdamente permisiva con una narcodictadura como la de Nicolás Maduro, aliado estratégico de Irán, que es financista de Hezbollah, en la región.

Entonces, ¿hay motivos para preocuparnos? Claro que sí, más aún cuando Hezbollah es una de las organizaciones terroristas más poderosas y sanguinarias del mundo, con un historial de ataques que han dejado una estela de violencia y muerte, en Estados Unidos, Francia e incluso Argentina, donde un coche bomba dejó un saldo de 85 muertos y 300 heridos.

¿Tenemos que esperar al primer auto bomba? ¿Al primer secuestro de un avión? ¿Al primer atentado a una embajada?

El enemigo íntimo

Hace exactamente 5 años, cuando advertimos que estaba penetrando en Chile el crimen organizado y las mafias de narcotraficantes también nos miraron como delirantes, exagerados o impulsores de una campaña del terror, y ahora lidiamos con el Tren de Aragua y tenemos una jornada con amenazas de bomba en tribunales de todo el país por un juicio a una de sus ramas.

Nuestro verdadero enemigo no es Maduro, ni el Tren de Aragua, ni Los Gallegos, y tampoco Hezbollah. Nuestros verdaderos enemigos íntimos son la falta de decisión, valentía y profesionalismo de quienes hoy “habitan” La Moneda, secuestrados por su ingenuidad y desconexión con la realidad nacional.

Ellos, en vez de enfrentar con coraje y convicción estas amenazas al país, prefieren bajarle el perfil y hasta ofenderse cuando otra nación levanta una alerta al respecto, como ocurrió con el subsecretario Monsalve y las advertencias emanadas desde Estados Unidos y Argentina que, como hemos mencionado, han sufrido en carne propia la devastación del terrorismo.

Chile seguirá sucumbiendo ante la violencia hasta que aquellos que hoy dirigen el país se hagan cargo y gobiernen de verdad, con altura de miras y profesionalismo para defenderlo.

Cuando el Presidente le tema más al Tren de Aragua que al llamado telefónico desde el Partido Comunista y su afecto con Maduro, cuando la ministra Tohá se preocupe más de la inseguridad en Lo Valledor que de herir sensibilidades, y el subsecretario Monsalve deje de acusar dobles intenciones cuando le plantean un riesgo a la seguridad nacional.

Pero yo, por lo menos, no creo que eso pase, y solo me queda esperar que transcurran estos casi dos años de Gobierno confiando, con más ganas que fe, que el daño no sea demasiado grande.