La Selección Chilena cayó el viernes ante España por 3-2 en partido amistoso jugado en Suiza, que sirvió de apronte para el cotejo que jugará la “Roja” ante Argentina el próximo mes de octubre en Buenos Aires.

Claramente es complicado hacer un análisis del pleito por los dispares niveles exhibidos, pues en los primeros 45 minutos el combinado nacional pareció una tromba, con velocidad, finiquito y buen trato del balón.

Pero en la segunda mitad, aparecieron los fantasmas de la Copa América, con un equipo que increíblemente se refugió en su zona, dejando campo libre para que una reforzada escuadra hispana, con los ingresos de Iniesta, Fábregas y Pedro, tomara otro aire.

Si bien el resultado es una anécdota, tal como lo reconoció el propio Borghi, preocupa esa bipolaridad del equipo, que sólo puede ser explicada porque los jugadores vienen saliendo de sus pretemporadas e iniciando la competencia activa en sus respectivos equipos.

Sin embargo, hubiese quedado cierta conformidad si el equipo no hubiera retrocedido tanto sus líneas, merced a la baja física de algunos jugadores importantes para la tenencia del balón, como Jorge Valdiva que terminó jugando en un pie, mas allá de la inaudita sanción del juez suizo que pitó el penal a minutos de concluir el partido.

Nos habíamos acostumbrado a ver un equipo siempre al ataque, situación a la que se renunció con el ingreso de Seymour por Vargas, que dejó al equipo sin uno uno de sus mejores referentes en ataque, por el volante que entró “hiperventilado” y que fue escaso aporte.

Sólo queda esperar el próximo partido amistoso ante México, y la puesta a punto de los jugadores en sus respectivos clubes para enfrentar con tranquilidad unas Clasificatorias complicadas, según lo mostrado en Copa América.