El Mundial de natación de Shanghai, que empieza el sábado en China, será el final de la era de los “superbañadores” que marcaron la edición de 2009, en Roma, y que dispararon el número de récords mundiales bajo las críticas de muchos profesionales del deporte.

Gracias a los bañadores de poliuretano, prohibidos más tarde por la Federación Internacional (FINA), se lograron en la edición italiana un total de 43 récords mundiales.

Desde su prohibición en 2010, estos bañadores, diseñados para mejorar la flotación y dar apoyo a algunos músculos para facilitar la velocidad, no se ha logrado batir ningún otro récord mundial, prueba de la gran influencia que tuvieron en los espectaculares resultados en Roma.

Para John Lohn, periodista especializado de la publicación Swimming World Magazine, Roma fue un episodio negro en la historia de la natación, calificado por algunos de “dopaje tecnológico”.

“Los mundiales de 2009 fueron una broma, con más de 40 récords. Ninguno fue puro. Pero hemos avanzado (con la prohibición de los bañadores) y la natación está donde tiene que estar, basada en el talento y la ética”, dijo Lohn a la AFP.

El periodista señalo que en Shanghai habrá probablemente muy pocos récords mundiales, con los estadounidense Ryan Lochte y Rebecca Soni con posibilidades en 200 metros cuatro estilos y 200 metros braza, mientras que el chino Sun Yang podría mejorar la legendaria marca de 1.500 metros de Grant Hackett (2001).

Según John Lohn, los récords mundiales logrados con los bañadores de poliuretano tendrían que pertenecer a una categoría distinta.

“No soy partidario de borrar los récords con bañadores tecnológicos, porque sería como si nunca hubieran existido. Pero propongo que haya dos categorías distintas de récords mundiales, una con los mejores tiempos y otra con los récords logrados con bañadores textiles (sin poliuretano)”, aseguró.

Por su parte la Federación Internacional también espera pasar página en Shanghai y alenta al público a fijarse en el entrenamiento y la dedicación de los nadadores y no sólo en los récords.

“Sea cual sea el bañador o la equipación si no trabajas duro no lo conseguirás. El año pasado, en el Mundial de piscina corta en Dubai, ya se lograron récords. Y la vida continúa. Con bañadores largos o cortos los deportistas siguen trabajando duro”, dijo el director ejecutivo de la FINA, Cornel Marculescu, el jueves ante la prensa.

La ‘era de los superbañadores’ empezó en 2008, cuando la marca Speedo lanzó el modelo LZR Racer, sin costuras y fabricado en parte con poliuretano, que llevó el estadounidense Michael Phelps en los Juegos Olímpicos de Pekín-2008, donde ganó ocho medallas de oro.

Otros fabricantes siguieron la tendencia, como Arena con su modelo Jaked 01, antes de que la FINA decidiera prohibirlos.