Cuando se trata de fantasías sexuales, existe una gran variedad de situaciones que algunas parejas buscan concretar para incentivar el erotismo y el deseo en la relación.

Tener sexo con varias personas, implementar juegos de sadismo y masoquismo, son parte de las fantasías sexuales más comunes, según destaca una investigación en la que participaron 4,175 estadounidenses de 18 a 87 años.

Pero, ¿qué son realmente las fantasías sexuales? Según explica el sexólogo Fernando Villadangos al diario electrónico El País, se trata de imaginaciones que pertenecen al plano de lo irreal.

De ese modo, debes considerar que cuando se concretan en el mundo real, no siempre son como las esperabas. Por ejemplo, no es lo mismo fantasear con el sexo en grupo que tenerlo en la vida real.

El deseo sexual y la fantasía

En primer lugar, es necesario diferenciar entre el deseo sexual y la fantasía. En el primer caso, se trata de “algo que tengo en mente y me apetece llevar a cabo, por ejemplo, tener relaciones en la playa o probar juguetes”, aclara la sexóloga Leticia García.

La fantasía en cambio, son esos escenarios que nos imaginamos, pero que no nos gustarían tanto si salieran de nuestra mente”, complementa la especialista.

Desde su perspectiva, confundir el deseo con la fantasía, puede ocasionar problemas en la relación. Asimismo, Villadangos explica un ejemplo para entender mejor la diferencia entre estos conceptos.

Recuerdo el caso de un hombre que le excitaba mucho imaginar que insultaba verbalmente a su pareja durante el sexo. Cuando lo propuso y su pareja aceptó, lo realizaron y fue un fracaso completo porque se empezó a sentir muy mal. Se dieron cuenta de que era mejor devolverlo al terreno privado de su imaginación”, ejemplifica el sexólogo.

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En otras palabras, las fantasías sexuales están estrechamente relacionadas con “lo prohibido, lo extraño o lo que nunca haríamos”, asegura Villadongos.

El principal problema es la confusión. Atendí hace poco a una mujer que estaba a punto de casarse, pero tenía fantasías sexuales con mujeres mientras se masturbaba o hacía el amor con su novio. Vino a consulta porque temía ser una ‘lesbiana reprimida’ y estuvo a punto de no casarse por esta idea, pero no lo era”, complementa Villadangos.

Piensa muy bien antes de concretarla

Asimismo, el especialista advierte que hay que pensarlo muy bien antes de concretarlas y no dejar que una fantasía nos defina como persona.

Un claro ejemplo, son aquellas persona que se someten sexualmente a sus parejas. En la mente funciona porque nos libera de los prejuicios, pero en la vida real no tienen el mismo efecto.

La importancia de conversarlo

“La clave de que las fantasías sexuales funcionen es sentirse bien y no forzar las cosas”, enfatiza el especialista. En esos casos, lo mejor es no improvisar. “En nuestro imaginario puedo controlar cómo quiero que sucedan las cosas y qué placer me va a reportar”, añade.

Por este motivo, comunicarle bien este deseo sexual a la pareja y ver cómo puede influir en la relación, es la mejor herramienta para el encuentro se base en el placer y la diversión, y no en la frustración y tristeza.

“Lo que te excita a ti, puede dejar fría a tu pareja o incluso rechazarlo como algo impropio. Es importante hablarlo juntos y decidir si nos apetece realizarlo o simplemente hablarlo”, insiste Villadangos.

“Muchísimas parejas aprovechan sus fantasías sexuales para mejorar la calidad de su vida sexual. Pueden jugar con ellas, compartirlas y decidir hasta dónde llegar”, añade.

Finalmente, el especialista señala que en este caso los límites no los pone tu imaginación, sino el consenso que puedas tener con tu pareja en el ámbito sexual.