Si se trata de relaciones sexuales sin el riesgo de embarazo, las opciones son varias, aunque unas más efectivas que otras: pastillas anticonceptivas, preservativos y otras más radicales, como la vasectomía.

Esta última es un procedimiento dirigido a hombres que, según los expertos, se caracteriza por ser rápido, sin complicaciones, altamente efectivo y que conlleva más beneficios que consecuencias negativas. Por eso es que año a año aumenta sus cifras.

Es una cirugía menor que, a grandes rasgos, consiste en seccionar los conductos que transportan los espermatozoides al líquido seminal, el que se eyacula en el orgasmo masculino y que, en unión con el ovocito femenino, puede dar origen a una vida humana.

La cirugía

El urólogo de la Clínica Sanatorio Alemán, Óscar Cifuentes, detalla a BioBioChile que, mediante corte o ligadura, se obstruyen los conductos deferentes, que “son como tubos de tres o cuatro milímetros que llevan los espermios desde los testículos, hasta que se unen al líquido seminal”.

“Se termina eyaculando un semen que no tiene espermatozoides, pero si se mira, no tiene ninguna diferencia”, explica su colega, el urólogo-andrólogo y profesor asistente de la Facultad de Medicina Clínica Alemana – Universidad del Desarrollo, Francisco Osorio.

Es un procedimiento que causa esterilización permanente, aunque es reversible si se cumplen ciertos requisitos -ya hablaremos de eso- y que no genera ningún impacto significativo en la vida sexual del hombre. “El testículo, de hecho, sigue produciendo espermatozoides y testosterona, que es la hormona relacionada a que mantenga su deseo sexual (…) No se pierde ningún grado ‘de masculinidad’ si uno se realiza la vasectomía”, dice Osorio.

La cirugía tiene una efectividad de 99,9%, lo que produce que haya riesgo de embarazo en 1 de cada 2.000 pacientes, después de unos tres meses de haberse sometido a la operación. Esto, porque el procedimiento no es automático. El hombre debe esperar unas 12 semanas para que los espermios restantes en los conductos desaparezcan y aumente la efectividad, período en el que se sugiere que las parejas utilicen un medio anticonceptivo alternativo, pues además del riesgo de embarazo, la cirugía no elimina la posibilidad de contraer una enfermedad de transmisión sexual.

Por lo general, la vasectomía no requiere de post operatorio ni larga licencia médica. El procedimiento puede durar unos 20 minutos y está cubierto por la previsión de salud, aunque su costo varía dependiendo del recinto médico y de si el usuario cotiza en alguna Isapre o en Fonasa.

Antes, eso sí, hay que tener un consejo claro. “La vasectomía no es la cirugía más recomendada si el paciente está pensando en un método anticonceptivo que sea transitorio”, afirma Cifuentes.

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Las complicaciones son mínimas

Osorio comenta que las complicaciones asociadas a la vasectomía son mínimas. Subraya que éstas no están relacionadas con una pérdida de la función viril ni desórdenes hormonales. “Un 2 o 3% de quienes se someten a la cirugía tienen riesgo de un hematoma en la zona escrotal”, dice, aunque repara en que es una condición fácil de mejorar con tratamientos y reposo.

El mismo porcentaje, detalla el urólogo-andrólogo, podría presentar una infección operatoria, aunque éstas son un riesgo transversal a cualquier cirugía, y se tratan con medicamentos que dependen del tipo de afección.

“También hay riesgo de sangrado”, agrega Cifuentes, aunque resulta lógico teniendo en cuenta que se trata de una intervención quirúrgica. Al final, dependerá de los cuidados que tenga el paciente, advierte.

El riesgo más significativo, que no implica “vida o muerte”, está relacionado con “un cuadro que se denomina dolor testicular crónico”, el que se presenta en un 1% de los involucrados y que se caracteriza por la presencia de una molestia permanente, fuerte o leve, en uno o los dos testículos.

“Ése es el único riesgo potencial de largo plazo”, comenta Osorio, pero “no hay una situación que se trate de vida o muerte”, puntualiza.

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Ser papá igual es posible

Por si un hombre se sometió a la cirugía y luego, por alguna razón, decidió ser papá, hay soluciones. Son dos, según los especialistas.

La primera tiene relación, según Osorio, con la reversión de la cirugía. Es decir, volver a conectar los conductos que fueron separados. “Es un procedimiento microquirúrgico que se hace con microscopio. Tiene tasas de éxito del 90% cuando se realiza en los primeros 10 años desde que se ejecutó la vasectomía”, indica.

Por eso es que Cifuentes cree que “la vasectomía no es una cirugía que hay que estar haciendo y revirtiendo” al antojo del paciente. Esa es la razón, además, por la que recomiendan estar muy seguro al momento de la decisión.

Otro método para ser padre a pesar de la vasectomía es la extracción, en un pabellón, de espermios para luego fecundarlos. Los urólogos detallan que éstos se extraen desde el testículo o el epidídimo y que podrían ser utilizados para fecundación in vitro en un laboratorio.

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Por qué la recomiendan los expertos

Osorio y Cifuentes coinciden en que se trata de un procedimiento muy recomendable en parejas o sujetos que no quieren tener hijos. “La aconsejo en pacientes que busquen anticoncepción permanente, por su alta efectividad, porque es rápida y porque tiene pocas complicaciones”, dice el urólogo-andrólogo.

“Es una cirugía que tiene una cicatriz mínima. No deja ningún tipo de secuela. El paciente puede estar trabajando rápido, en muy pocos días. Es una cirugía a la que se puede acceder y, en el peor de los casos en que el paciente se arrepienta más adelante, hay alternativas”, añade Cifuentes.

Asimismo, señala que “en comparación con los métodos que se le ofrecen a las mujeres, son mucho menos invasivos y con menos efectos colaterales”.

“El control de la fertilidad no debe recaer en las mujeres. Este es un método que es fácilmente aplicable (…) así que si le preguntan a alguien que se lo haya hecho, la mayoría lo va a recomendar”, cierra.