Uno de los argumentos más fuertes para no aprobar la Ley de Divorcio en Chile a principio de la década de 2000 era que esta supondría la destrucción del matrimonio en el país.

Sin embargo, como mencionó a La Tercera, Viviana Salinas, demógrafa y socióloga del Instituto de Sociología de la Universidad Católica, se generó un efecto contrario, puesto que muchas personas concurrieron a contraer el vínculo, ya que en muchos casos eran segundas nupcias o accedieron ya que tenían la opción de optar a un divorcio.

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Pero, ¿qué pasaría si en Chile tuviéramos una opción más avanzada para el matrimonio? Una oportunidad de tener un matrimonio con fecha de caducidad, un matrimonio de prueba.

La encuesta

Según comenta Hola, la idea de un “matrimonio de prueba” nace de la encuesta que realizó la cadena USA Network para lanzar su serie “Satisfaction” que trata sobre una acomodada pareja de los suburbios americanos que luego de una serie de eventos, decide tomar arriesgadas decisiones en su matrimonio jugando con fuego.

El proceso se realizó con una consulta a 1.000 americanos entre los 18 y los 49 años, a quienes se les consultó si era apropiado dar otro paso previo antes de firmar un contrato como el matrimonio, vitalicio y sin condiciones.

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La respuesta, un 52% de los encuestados creía que deberían pasar por un “matrimonio de prueba” antes del matrimonio real, así como el 32% consideraba que el matrimonio debía ser como un crédito hipotecario, que te permite renegociar la tasa cada cierto tiempo.

Además, un 40% de las personas consideraban que la muerte no debería ser el punto final del amor, así como un 56% estaba de acuerdo en que un matrimonio sigue siendo exitoso cuando han tenido unos años de felicidad, aunque no sea eterno.

Entonces, bajo estos resultados se plantean los “matrimonios de prueba”, porque si hasta Google fue durante varios años una versión beta, por qué no probar con un “matrimonio beta”, un modelo de contrato de pareja que implica dos años de prueba, comenta El País.

Hasta que el contrato nos separe

Tener un matrimonio de prueba implica que una pareja puede establecer el vínculo, sin embargo, una vez que se cumple el plazo, pueden decidir si tiene voluntad de continuar o finalizar el contrato establecido.

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El objetivo, evitar las cargas de trabajo por juicios de divorcio, que es lo que planteó el Partido de la Revolución Democrática (PRD) en 2011, cuando propuso establecer que el contrato de matrimonio estableciera la duración de este en un periodo no menor a 2 años.

Sin embargo, la propuesta no fue acogida al igual que en Alemania, cuando en 2007 la Unión Social Cristiana propuso que el periodo de prueba fuera de siete años, para una reevaluación de la unión por parte de los cónyuges.

Acorde a lo indicado por El País, la abanderada por la reforma, Gabriele Pauli, declaraba “El matrimonio no está ahí para ofrecer seguridad, sino que debería ser una muestra de amor”, aunque no prosperó con la propuesta.

La solución a la burocracia

El matrimonio de prueba no sólo sería una solución a las dificultades que se presentan en un divorcio, como la espera del tiempo que implica realizar el proceso o que las partes logren un acuerdo, el desgaste emocional del proceso que implica, sino que también tendría otras ventajas.

Por ejemplo, tener un matrimonio a prueba implica tener la libertad de terminar sin el trauma que esto puede conllevar, porque si bien, renovar sería un impulso de romanticismo en una relación y terminar en estas circunstancias determinaría que no es una traición separarse, plantea la periodista Vicki Larson en Hola.

En este punto la profesional, autora de “El nuevo sí quiero: redefiniendo el matrimonio para escépticos, realistas y rebeldes”, destaca que “todavía hay mucha vergüenza y muchos juicios de valor alrededor de quienes buscan otras formas de unión, como los matrimonios abiertos, o incluso de quienes se divorcian. Si todo el mundo tuviera que personalizar su contrato marital basándose en sus valores y objetivos, ese estigma, esa vergüenza y esos juicios desaparecerían”, recoge El País.

Aunque la propuesta no ha tenido una buena recepción en los lugares que se ha intentado establecer, resolvería problemas como un costoso divorcio o la inseguridad de finalizar una relación, por miedo a lo que venga después, por lo que sería una nueva opción para ser pareja… por dos años, pero pareja.