Antes de 2017, la vida de Nichola La Monaco (32) era muy sedentaria y repleta de comida chatarra. Esto se reflejaba en su masa corporal y en su peso que superaba los 136 kilogramos, como también el enorme desgaste físico que le significaban algunas actividades simples.
En noviembre de dicho año pasó un día completo construyendo un banquillo… para poder sentarse y atarse los cordones. “A la mañana siguiente, cuando me senté y lo hice, rompí a llorar”, confesó Nichola en el portal BoredPanda.
Ese momento marcó un antes y después en su vida: “mi estilo de vida y peso estaban afectando gravemente mi salud”. El hombre reconoce que, tras una década, fue capaz de mirarse y reconocer que referirse a sí mismo como “un tipo de cuerpo grande” o “sólo soy corpulento”, eran escusas que intentaban ocultar su verdad. “Estaba gordo. Mi barba gruesa y exceso de ropa no eran un estilo, estaba intentando ocultarme”, dice.
Ante esto, decidió establecer una meta: tener un cuerpo saludable. “Sabía que diez años de completa negligencia no se podían deshacer en una semana”, recuerda y explica que de inmediato comenzó a realizar pequeños cambios.
Nichola señala que no tomó en cuenta las ofertas de suplementos o medicamentos “mágicos”, ni tampoco comenzó dietas extremas. “También sabía que no podía cambiar de manera realista todos mis malos hábitos de la noche a la mañana”, cuenta. “Así que comencé con un cambio por semana”, dice.
“Primero, dejé de comer comida chatarra. Después, me comprometí a hacer algún tipo de ejercicio tres días a la semana. Luego, decidí probar porciones más pequeñas de comida casera y evitar cualquier producto con azúcar”, dice. Con estos cambios, en dos meses logró bajar 10 kilos: “me sorprendí”.
Esta pérdida de peso lo motivó a aumentar de nivel. “Comencé a informarme sobre las calorías, a tomarme en serio el ejercicio y registrar mi progreso semanalmente”, señala y agrega que eliminó las bebidas y las tentaciones de comidas poco saludables.
Aunque reconoce que al principio sólo se trataba de perder peso, a medida que pasaron los meses su actitud cambió: “Empecé a aprender más sobre mí mismo como nunca imaginé. Aprendí que mi aumento de peso era simplemente un síntoma de un problema mayor de autonegligencia. Aprendí a no tomar excusas, ni de mí mismo ni de nadie más. Aprendí que el camino hacia una vida mejor está en mi actitud y en mis elecciones, no en mi cuerpo”, reflexiona.
En un año perdió 68 kilos… o sea, la mitad de su peso. Su ropa pasó de talla XXXL a S. “Mis lentes, zapatos y el anillo de matrimonio ya no me quedan“, dice Nichola, que está casado con Amanda desde 2016. “Pero no fueron los beneficios físicos los que más me alegré de obtener”, dice.
Y destaca: “Fue cuando repentinamente tuve la energía para hacer un día normal, la confianza para hablar con convicción y sinceridad en la boda de mi hermano, cuando ya no necesitaba esconderme de las fotos (…) Mi hijo y mi esposa ahora pueden ver a un hombre, en lugar de un desastre. ¡Y puedo atarme los zapatos donde quiera!“.
Esta pérdida de peso, que Nichola describe como “ganancia de vida”, fue compartida por el hombre el BoredPanda y en sus redes sociales, en donde emocionó a los usuarios y sacó emocionados aplausos. “Impresionante. Estoy muy orgulloso de ti”, “Tu confianza ahora brilla y te ha hecho una persona más extrovertida. Realmente es increíble”, “Esto es muy inspirador”; fueron algunos de los comentarios.
“No es una dieta, es un cambio de estilo de vida. No hay final para este viaje, porque será un esfuerzo para toda la vida. Estoy inculcado con un nuevo espíritu, confianza y felicidad que está más allá de las palabras”, finalizó.
Revisa aquí las fotos del “antes y después”.
