Más de 400 millones de personas en el mundo tienen diabetes, enfermedad crónica cuya presencia es posible detectar a través de síntomas como exceso de sed, aumento de orina y disminución de peso repentino. Ante estas señales, se debe consultar de manera precoz para recibir un tratamiento adecuado.

La diabetes es una enfermedad crónica que se caracteriza por generar elevados niveles de glucosa en la sangre, la cual es regulada por la insulina, una hormona producida por el páncreas.

Al no contar el organismo con los niveles de insulina adecuados, los niveles de glucosa comienzan a aumentar en la sangre, provocando síntomas como:

· Aumento de la frecuencia al orinar

· Fatiga

· Sed excesiva y boca seca

· Constante apetito

· Pérdida de peso

· Hormigueo en manos y pies

· Lenta cicatrización de heridas y recurrentes infecciones en la piel

· Visión borrosa

Para prevenir el desarrollo de una diabetes de adulto o tipo 2, además de estar alerta a las señales que advierten esta enfermedad, también es importante conocer los factores que la provocan -que pueden ser hereditarios o ambientales-, como el sobrepeso (especialmente con acumulación de grasa en la zona abdominal), sedentarismo, vejez o el uso de algunos medicamentos.

Sobre la actitud preventiva que deben tener las personas que están expuestas a uno o más factores de riesgo, Paulina Krause, diabetóloga de IntegraMédica, indica que “la recomendación más importante es que no se debe esperar la aparición de estas señales para diagnosticar una diabetes, sino que ésta se debe buscar activamente a través de exámenes de sangre anuales”.

Al realizar chequeos anuales de sangre, se podrá descartar o determinar el tipo de diabetes que se ha desarrollado, información esencial para recibir un adecuado tratamiento.

La idea es que este sea capaz de regular alzas (hipoglicemia) o bajas de azúcar (hiperglicemia) en la sangre, aprender a administrar las dosis de glicemia recetadas por el médico, manejar de manera correcta el monitoreo de glicemia y comprender los resultados, además de incorporar actividad física y plan nutricional especial que ayudarán a mejorar la calidad de vida de las personas con diabetes.

Por esto, la diabetóloga es enfática en reiterar que “si una persona tiene la sintomatología de la diabetes, debe consultar rápidamente a su médico para iniciar tratamiento de su enfermedad. En la medida de que ésta se trate correcta y oportunamente, se podrán evitar la gran mayoría de las complicaciones que ocurren a causa de diabetes avanzada”.

3 tipos de diabetes que debes conocer y reconocer

La diabetes tipo 2 es considerada la más común, afectando principalmente a personas adultas. “Es una enfermedad que tiende a ser silenciosa, suele presentar poca sintomatología, por lo tanto, puede afectar muy negativamente la salud del paciente”, asegura.

“Si las glucemias se mantienen elevadas por mucho tiempo sin ser detectadas, éstas pueden dañar varios órganos, siendo los más afectados los riñones, retina, corazón y vasos sanguíneos. Las consecuencias de una diabetes no tratada pueden provocar en el paciente ceguera, la necesidad de ser dializados o amputados en sus extremidades inferiores o tener un infarto al miocardio”, advierte la diabetóloga.

Diabetes tipo 1:

Se caracteriza porque se puede desarrollar a cualquier edad, afectando principalmente a niños y adolescentes. Este tipo de diabetes provoca la ausencia absoluta de insulina en el organismo, por eso requiere de inyecciones diarias o bombas de esta hormona para mantener los niveles de glicemia estables.

Diabetes tipo 2:

Su desarrollo está asociado a factores como la obesidad, sedentarismo y malos hábitos alimenticios. Afecta principalmente a adultos y se caracteriza por provocar una producción inadecuada de insulina, impidiendo que el organismo sea capaz de responder a los altos niveles.

Diabetes gestacional:

Se desarrolla generalmente entre el segundo y tercer trimestre de embarazo, generando en el organismo una resistencia a la insulina a causa del aumento de hormonas en la placenta. Afecta principalmente a mujeres con sobrepeso, obesidad o de edad avanzada.