Para muchas personas ir a una fiesta o conocer gente nueva puede ser emocionante y una de sus actividades favoritas. Y es que compartir con los pares es parte de la esencia de los seres humanos, quienes necesitan de otros para poder subsistir.

Pero no todos lo sienten así. Existe un grupo que ve en fraternizar con otros un verdadero desafío que muchas veces creen que no podrán superar y que requiere más fuerzas de la que ellos tienen.

En ocasiones se confunde con la timidez, sin embargo, estamos hablando de un problema mucho más serio y profundo: el trastorno de ansiedad social.

El Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos lo define justamente como eso, “un problema de salud mental”.

“Es un temor intenso y persistente de ser observado y juzgado por otros. Este temor puede afectar el trabajo, la escuela y otras actividades cotidianas. Incluso puede dificultarle hacer y mantener amigos”, explican en su web.

Tim Gouw | Pexels
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Este tipo ansiedad, también conocida como fobia social, reemplaza el entusiasmo inicial de una invitación, con una sensación de pánico y preocupación.

¿Me invitaron sólo por ser amables? ¿De qué voy hablar? ¿Qué voy a usar? ¿Y si les caigo mal? ¿Y si no hablo mucho? ¿Y si no entiendo su humor? Estas son sólo algunas de una larga lista de preguntas que rondan la cabeza de una persona con fobia social, quien mientras más analiza la situación más cree que no es una buena idea asistir.

Por lo general, para evitar sentirse expuestos frente a los demás, estas personas suelen abstenerse de participar en situaciones que los hagan sentir incómodos, algo que por general el resto de su círculo no logra comprender.

Y es que tratar de explicar esa sensación, es otro gran problema para las personas con fobia social, ya que por lo general los amigos y conocidos se molestan cuando la cancelación de planes se vuelve frecuente, por lo que terminan por excluirlos del grupo.

CollegeHumor
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Allí los pacientes se enfrentan a otras disyuntivas, la culpa de haber sido aislados y el miedo a perderse algo que ocurra en el lugar y por lo que volverán a sentirse excluidos más tarde.

Aunque no se sabe las causas de la aparición de este trastorno, hay investigadores que piensan que puede haber un factor hereditario en su desarrollo, pero que también tendría que ver con habilidades sociales no bien desarrolladas durante el crecimiento.

Según la Encuesta de Comorbilidad Nacional de Estados Unidos, éste es uno de los trastornos de ansiedad más comunes, y el tercero con mayor prevalencia. Se estima que 19,2 millones de estadounidenses la padecen y puede ocurrir en cualquier momento a lo largo de sus vidas. Sin embargo, es más frecuente en la adolescencia, la adultez temprana, e inclusive en la primera infancia. Estadísticamente, es también más común en mujeres que en hombres.

Según la Clínica Mayo, entre los síntomas que pueden ayudar a detectar la fobia social, se encuentran los siguientes:

– Temor a ciertas situaciones donde podría ser juzgado por alguien

– Angustia por la posibilidad de sentirse avergonzado o humillado

– Miedo a hablar con personas que no conoce

– Temor a que los otros se den cuenta de su ansiedad

– Miedo a los síntomas físicos que evidencien la ansiedad o incomodidad, como sonrojarse, sudar, temblar o que te tiemble la voz.

– No participar en actividades o evitar hablar con personas por temor a la sensación de vergüenza.

– Escaparse de cualquier situación en la que pueda convertirse en el centro de atención.

– Sobreanalizar su desempeño tras participar en una situación social.

– Esperar siempre lo peor de una situación social.

– En el caso de los niños, podrían manifestar su ansiedad a través del llanto, pataletas, aferrarse a los padres o negarse a hablar en situaciones sociales.

¿Tratamiento?

Si te reconoces en estos síntomas, la mejor alternativa es buscar ayuda profesional, la que podría recomendar apoyo psicoterapéutico y además farmacológico.

No obstante, también existen algunas terapias alternativas como el deporte, la meditación y tener una dieta saludable, todo esto te ayudará a sentirte mejor contigo mismo y por ende más relajado a la hora de compartir.