Probablemente en más de alguna ocasión te ha dolido la espalda y has recurrido a un analgésico para aliviar el dolor. Sin embargo, esta no es la mejor solución.

En este contexto, los antiinflamatorios son de uso recurrente, pero un estudio australiano del Instituto George para la Salud Global evidenció que medicamentos como el ibuprofeno alivian solo el 15% de los pacientes, según consignó La Vanguardia.

Rafel Donat, fisioterapeuta y profesor de la Universitat de Vic, señaló al mencionado medio que esto puede deberse a que los dolores de espalda no son todos por inflamación, sino que la mayoría tiene que ver con una causa “mecánica o degenerativa”.

“Con mucha frecuencia se asocia el dolor de espalda a tomar un ibuprofeno. Y, aunque no es una solución al problema, se produce un efecto placebo (…) Da igual cuál sea el auténtico efecto de la pastilla, siempre que te permita moverte más”, explicó.

Aquí es donde se presenta el mejor remedio para el dolor de espalda, y no tiene que ver con analgésicos: evitar el sedentarismo.

“La idea es que el movimiento siga existiendo. Porque una postura mantenida, el hecho de no movernos, conlleva la pérdida de fuerza muscular”, agregó el especialista.

Recomendaciones

De acuerdo al fisioterapeuta, actualmente son muchas las actividades que nos llevan a ser sedentarios. De hecho, el trabajo muchas veces nos obliga a estar sentados frente a un computador por horas.

Por esto, aconsejó que para aliviar el dolor de espalda —y para cuidarla— hay que realizar ejercicios físicos, los que pueden ser enfocados en el yoga o pilates.

Pero no son los únicos. Donat también recomendó hacer sentadillas, mientras que profesionales del gimnasio Infinit Fitness indicaron a la revista ¡Hola! que llevar la rodilla la pecho recostados en el suelo ayuda a aliviar el dolor.

Por último, el fisioterapeuta aseguró que es importante equilibrar la rutina, es decir, realizar ejercicios que nos gusten y que sepamos hacer.

“Es más fácil pensar en actividades que hemos hecho en el pasado, porque ya tenemos unos patrones de movimiento adquiridos, y nuestra predisposición a volver a hacerlos es mayor. Solo tenemos que modificar la intensidad acorde con nuestra condición física”, concluyó.