El border collie Sam, recorre junto a su tutor Gonzalo Chiang, los senderos del cerro San Cristóbal para prácticar el "plogging", la actividad que tiene como propósito recoger la basura en el camino, para después depositarla en contenedores de reciclaje.

En Chile, una persona genera en promedio 1 kilo de basura diaria. Y durante un año, un habitante produce cerca de 456 kilos. Si bien el daño ambiental resulta evidente como en las laderas del cerro San Cristóbal, también el organismo humano sufriría los efectos de la falta de conciencia sobre la protección del medio ambiente.

Aún, un estudio de la Universidad de Columbia, reveló que cientos de miles de nanoplásticos podría infiltrarse en los órganos del ser humano.

Ahora bien, la investigación todavía no ha arrojado resultados concluyentes, pero reveló la presencia de fragmentos en los envases de agua embotellada, ya que los científicos encontraron trozos de PET (tereftalato de polietileno), que es de lo que están hechas las botellas de plástico, detalló The Washington Post.

De hecho, la organización ambiental The Nature Conservancy, calculó que en 2050 habrá unos 12.000 millones de toneladas de residuos de plásticos en el medio ambiente, lo que equivale a casi 80 millones de ballenas azules.

Por lo mismo, podemos decir que cada botella o una lata de cerveza reciclada puede marcar la diferencia. Es justo esta situación que motiva a Gonzalo Chiang y a su perro Sam, llamado así en honor a Sam Gamyi, el jardinero y fiel amigo de Frodo Bolsón, el protagonista de El señor de los anillos, “el verdadero héroe de la historia”, confiesa Chiang a BBCL.

Plogging en el cerro San Cristóbal

La situación descrita al principio de la nota motivó al tutor del border collie para comenzar con la práctica del plogging, creada por el corredor sueco Erik Ahlstrom, quien inició esta actividad para recoger la basura mientras se pasea por la naturaleza.

“Los escombros pueden permanecer en el camino durante varias semanas sin que nadie los recoja, así que he empezado a hacerlo yo. Me siento bien al hacerlo, aunque sea un gesto pequeño”, mencionó en un reportaje de BBC Mundo.

En esta misma línea, ver a Sam es todo un espectáculo, pues lleva una mochila, con un plato de agua hecho con retazos de telas recicladas de tiendas de camping. Además de vendas y antiparras para proteger los ojos del perro. Y por supuesto, a veces, en su pequeña espalda lleva botellas vacías.

Del mismo modo, el can de Gonzalo empieza a subir el cerro San Cristóbal a las 6:10, al menos tres veces a la semana. Es por ello, que vecinos del sector, quienes madrugan para subir el cerro, saludan al famoso Sam. Lo conocen y lo quieren. Un grupo de vecinas coreanas del barrio, saludan al perro, a quien miman como un niño.

Adiós basura: La magia del plogging en el cerro

En ese sentido, la rutina es diaria, aclara Chiang. “Salimos para conectarnos con el cerro, la idea es que sea entretenido para ambos. También es importante tener una rutina que no sea como subir el Everest”, reflexiona.

De esta forma, el plogging para Sam es sólo un juego. Por ello, asombra y enternece, ya que provoca que otros tomen la iniciativa para crear conciencia sobre el cuidado del medio ambiente. Esta acción inspiró al colegio Inalún en Castro, en la Isla Grande de Chiloé, a dibujar a Sam.

Además, en el Parque Metropolitano, idearon un cómic sobre las andanzas del perro en el cerro llamado “Sam, el superhéroe de ParqueMet”.

Una ida y una vuelta por el cerro San Cristóbal

En general, el ejercicio se hace caminando, mientras el perro olfatea y corre por el lugar. Asimismo, la construcción del hábito se realiza día a día, menciona el dueño de Sam. Según el recuento de paseos, llevan 103 semanas ininterrumpidas con el Sambombazo Proyect, como bautizó Gonzalo la iniciativa, que en cifras son: 3.764,4 kilómetros de Plogging, 16.769 botellas y 7.718 latas (casi 25 mil en total), durante los últimos tres años.

Como suele pasar, Chiang llama con diferentes tonos al animal, que a veces se aleja más de lo normal del perímetro donde realizan el plogging, mientras olfatea con avidez la vegetación del cerro. El tiempo es oro para Sam, que manifiesta dulzura a quien quiera darle un cariño, pues apura la carrera hacia los caminos del cerro. La basura no espera.

Con un tramo recién terminado, Chiang recuerda que “no es baladí donde uno pone las cosas que vas recogiendo, en general, hay varios puntos de reciclaje en el Parque Metropolitano. No da lo mismo botar la basura en contenedores normales, porque una botella puede degradarse durante 500 años”.

El fin de la basura: ¿El futuro es verde?

De acuerdo con Greenpeace, enviar menos basura a los vertederos a cielo abierto disminuye los gases de efecto invernadero que emanan de ellos (que son 6% del total de los gases).

Por otra parte, la extracción de recursos se triplicó desde 1970. En especial, el uso de minerales no metálicos se quintuplicó y el uso de combustibles fósiles aumentó el 45%, mencionó National Geographic.

También el Panel Internacional de Recursos (IRP, por sus siglas en inglés) detalló que el procesamiento de materiales, combustibles y alimentos contribuyen con la mitad de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.

De esta manera, la implementación de un modelo global de economía circular mitigaría las emisiones mundiales de CO2 en el área de materiales de construcción en un 38%, para el año 2050, expresó un informe de la Fundación Ellen MacArthur.

Finalmente, recordemos que reciclar es una respuesta válida para proteger el ambiente. Según un estudio elaborado por la Asociación de Recicladores de plástico, el ahorro total de energía al reciclar envases PET es de 79% y de 88% para polietileno y polipropileno de alta densidad, un esfuerzo que realiza Sam y Gonzalo durante sus caminatas por el cerro San Cristóbal.

Tenencia responsable

No obstante, otro punto a rescatar son los cuidados hacia los animales, en especial, perros como Sam.

Gonzalo Chiang detalló las prioridades que debe considerar el dueño de un can, al momento de criarlo y educarlo.

-Limpiar sus heces.

-Tener horarios fijos de paseos y descanso, además del control veterinario al día (vacunas anuales).

-También la comida puede variar con espirulina, yogurt de pajarito o jurel, siempre y cuando no afecte el organismo del perro.

Refuerzo positivo: la idea no es suprimir las conductas que no esperas sino que hay que fomentar las que son positivas. En lo posible, no gritar porque sí, ya que cada gesto debe tener un propósito claro y evidente para el perro.