El anhelo de muchos es poder lucir una prenda de diseñador, un bolso de marca de renombre o costosas zapatillas, pero pocos conocen las prácticas cuestionables que puede esconder la industria de la moda.

Según datos de ONU Cambio Climático, las emisiones totales de gases invernadero procedentes de la producción de textiles alcanzan los 1.200 millones de toneladas anuales, siendo más elevadas que las de todos los vuelos internacionales y el transporte marítimo. De hecho, sólo en 2017 se estima que el negocio de la moda generó 62 millones de toneladas de residuos, algo parecido a 18 edificios del tamaño del Costanera Center.

Aunque muchas marcas están trabajando para reducir su huella ambiental y buscando que su producción sea más limpia y amigable con el planeta, otras todavía recurren a prácticas cuestionables como quemar la ropa que no venden.

Algunas compañías que producen artículos y prendas de lujo o renombre prefieren deshacerse de esta manera de lo que les sobra, en lugar de destinar esos productos a beneficencia o simplemente venderlos a precios rebajados, pues eso significaría arriesgar su etiqueta de “exclusividad”, que es la base de su modelo de negocio.

De hecho, la firma de lujo Burberry reconoció que en 2017 destruyó excedentes de prendas avaluadas en unos 36 millones de dólares y una cifra similar en 2018, de los cuales unos 11 millones eran perfumes.

Si bien, señalaron que la energía que se generaba con la quema era almacenada, en septiembre decidieron terminar con esta medida.

Pero esta práctica tampoco es exclusiva de las casas de alta moda. Firmas de “fast fashion” (moda rápida y barata) como H&M también lo han hecho como una forma de controlar el exceso de producción. Según el diario español El País, en 2018 la compañía sueca acumulaba ropa avaluada en unos 3.800 millones de dólares en sus bodegas y quemaba una parte de ésta.

Francia toma la batuta

Sin embargo esta práctica de a poco podría comenzar a erradicarse. De acuerdo al diario español, hacia fines de este año, Francia aprobará una ley para prohibir la destrucción masiva de las prendas excedentes.

Brune Poirson, secretario de Estado del Ministerio de Transición Ecológica, es el impulsor de la iniciativa que se enmarca en el plan del primer ministro Edouard Philippe, quien trabajó en unas 50 propuestas de prácticas sustentables.

Cabe destacar que en 2015, la Unión Europea creó la iniciativa European Clothing Action Plan, destinado a mejorar las prácticas de la industria de la moda en todos los pasos de la cadena de producción, incluyendo el reciclaje.