Hace tres años conocimos el caso de Mauricio Ruiz, un efectivo de la Fuerza Armada de Chile que, en un acto de valentía frente al conservadurismo, salió a reconocer su condición homosexual.

En la instancia, en que fue apoyado por el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh), el uniformado aseguró que “no tenemos porque estar escondidos, podemos pertenecer a cualquier rama y nos merecemos todo el respeto como cualquier persona”.

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Además, sentenció que “no hay nada mejor que ser uno mismo y autentico, mirar a la gente a la cara y que ellos sepan lo que uno es. Por respeto a mi mismo decidí informar sobre esto a la institución”.

Pero la situación no terminó ahí, pues a pesar de que con el tiempo pareció olvidarse, días más tarde el diputado de la Unión Demócrata Independiente, Jorge Ulloa, salió a declarar que la condición homosexual es “incompatible” con pertenecer a las Fuerzas Armadas, situación que causó polémica entre quienes abogan por la diversidad.

Agencia UNO
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La vida continúa…

El cabo de la Armada Mauricio Ruiz recordó en una entrevista con la revista Sábado que vivía rodeado de una familia evangélica y que, por eso, “pensaba que lo que yo sentía era una especie de demonio que me estaba tratando de llevar al infierno”.

“Me daba miedo, porque pensaba que iba a sufrir durante la eternidad”, rememoró.

Fue criado por sus abuelos y, muchas veces, no sentía el apoyo necesario de sus padres. “Esa época la recuerdo con un poco de pena porque el apoyo que necesitaba de mi familia no estaba. Me sentía solo”, relató el marino.

Llegó a la Armada porque, cuando tenía 17 años, en una feria de su liceo, promocionaron el servicio militar. Con sus dramas familiares, decidió ser voluntario y olvidar lo que pasaba en su hogar.

Las dudas sobre su sexualidad ya existían, aunque todo se confirmó más cuando, estando dentro del recinto, comenzó a gustarle otro grumete. “Un día estábamos los dos solos (…) y después terminamos dándonos un beso. Me pasó que en ese beso yo me sentí feliz“, contó.

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Tras el episodio, las actitudes que ambos tenían cambiaron y, muchas veces, según denunció, fueron blanco de burlas por parte de sus colegas.

Los miedos que generaron las burlas, luego de reconocerse pareja, hicieron que ambos arrendaran una casa en Quilpué, donde pudieran permanecer escondidos de los prejuicios.

“En algún momento tuve un pensamiento suicida. Veía todo tan negro”, rememoró.

… en la Armada

Tras varios problemas internos y traslados, el hombre se asentó en la Armada. “No tengo un trato privilegiado”, aseguró. “La Armada me puede echar si cometo alguna falta a la disciplina o no cumplo con mis obligaciones”, continuó.

El hombre manifestó querer establecerse con una nueva persona. “Está en mis planes casarme y formar familia. De hecho, me encantaría cumplir con la tradición naval de casarme con mi uniforme”, declaró.

Ruiz sentenció que “es muy erróneo eso de que los homosexuales son más débiles. La verdad es que hay que ser muy fuerte para esto”.

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