Ocho expertos culinarios dijeron qué comidas deberían desaparecer y por qué. Algunas de sus respuestas te sorprenderán.

El gusto en la comida es algo subjetivo. Mi plato favorito no tiene por qué ser el suyo y viceversa, y es que no todas las preparaciones nos hacen rememorar aquellos años de infancia y suspirar con cada bocado (sí, es una referencia a la película de Disney, Ratatouille).

Algunas comidas las aborrecemos a tal punto que nos gustaría eliminarlas del planeta y justamente de aquello se trata el artículo publicado por El Comidista de El País, donde ocho profesionales ligados al rubro gastronómico opinaron sobre qué comidas deberían desaparecer.

Las repudiadas comidas van desde platos típicos de Medio Oriente hasta una preparación que para muchos en Chile se considera “la guinda de la torta”.

Los kebabs

Un plato que de a poco ha ido generando su espacio en las calles chilenas, por otro lado típico de Medio Oriente.

Fue el tecnólogo de alimentos Mario Sánchez, también conocido como SefiFood, quien calificó esta comida como “su enemigo número uno”, jurando que desde 2016 no come uno.

Según explicó a El País, su odio se remonta a una mala experiencia: “Me tomé uno hace ya unos años y me sentó fatal. El kebab es un producto hipercalórico y megagrasiento y, aunque obviamente no pase siempre, a mí me sentó fatal. Estuve una noche malísimo, con ganas de morirme, de verdad”.

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“Desde entonces los tengo sentenciados a muerte. Solo con oler la salsa que lleva me produce una repugnancia y una angustia insoportables. No puedo con ellos, me superan totalmente”, confesó.

La paella

Si bien esta comida no es tan reconocida en nuestro país, decir que quieren eliminarla de la faz de la tierra podría ser una aberración en España, donde se le considera un plato no sólo típico si no además delicioso.

La periodista gastronómica Inma Garrido argumentó su odio por la preparación argumentando que “para empezar, la paella está sobrevalorada, para continuar, estoy harta de que cada vez que sale este plato aparezca el comité de expertos de todo y nada a decir la suya. Muerte a la paella, arriba el arroz con cosas”.

“De paso, que el meteorito gastronómico se lleve por delante al alioli. No lo soporto”, arremetió contra la salsa mediterránea compuesta por aceite de oliva y ajo.

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Otros dos componentes que no son del agrado de la periodista son las vieiras y zamburiñas, moluscos que suelen utilizarse para dar sabor a la paella.

Además, la periodista admitió que no puede consumir manteca de cerdo, ya que “solo la idea de untarme cucharadas de sebo en el pan me comprime las arterias y me dan microinfartos”.

Cheesecake con salsa de frutilla

Sí. Uno de los expertos culinarios dijo que eliminaría la “tarta de queso abominablemente embadurnada de mermelada de fresa”.

“¿Alguna vez os habéis ilusionado al leer “tarta de queso” en una carta de postres y habéis pedido, en consecuencia, tarta de queso (esperando que os sirvieran tarta de queso) para comprobar, unos minutos más tarde, que lo que tenéis enfrente no es una tarta de queso, sino una tarta de queso abominablemente embadurnada de mermelada de fresa?”, manifestó el periodista Anxo F. Couceiro.

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“Ruego a los hosteleros del mundo que hagan saber, en la carta, con letra clara, que sus tartas de queso abominablemente embadurnadas de mermelada de fresa son eso, tartas de queso abominablemente embadurnadas de mermelada de fresa, y no tartas de queso a secas”.

Guiso de güatita

Este odio es más común que los anteriores, y es que la textura y olor de las entrañas no cautivan a todos los comensales.

Tal es el caso de Laura Caorsi, periodista experta en alimentación, quien dijo que “la cosa va de rencor infantil sin fecha de caducidad: deberían extinguirse los callos (o “guiso de mondongo” o “guiso de toalla”)”.

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minutouno.com

Según la profesional el plato es terrible en todo aspecto y desde que era pequeña ha sido una tortura consumirlo, recordando que en casa de su abuela se preparaba el plato con frecuencia.

“El nombre, el ingrediente principal, el olor denso que se expande por la casa y la textura, ¡sobre todo la textura!”, enumeró con espanto.

Queso fresco

Por su parte, el director de El Comidista, Mikel López Iturriaga, dijo que no pasa el queso fresco desde que pasó siete días y siete noches siendo lo único que comía luego de que le sacaran una muela del juicio.

“Me pegué una santísima semana, con sus siete días y sus siete noches, con queso fresco para desayunar, almorzar y cenar. Esa cosa tan desaborida e insípida en la mayoría de ocasiones fue uno de mis pocos sustentos durante ese tiempo. Por supuesto le cogí una tirria enorme, y aún hoy, cuando mi padre corta unas cuñas, me dice: “¿No quieres de verdad? Joder, pues está buenísimo. Tú te lo pierdes”. Antes prefiero que me saquen la otra muela sin anestesia”, manifestó.

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babycocina.com

Las acelgas

A diferencia de sus pares, Maribel Carod dibujante en la página sobre gastronomía Hay Hambre, eligió una verdura y no un plato como la comida que eliminaría.

“Son insípidas, acuosas, pastosas, con un toque de amargor que te recuerda la amargura vital que te ha llevado a rumiarlas”, opinó.

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El queso rallado del supermercado y los croissant con almíbar

“Eso ni es queso ni es nada, parecen bastoncillos de paja o de madera, como mondadientes rotos. Además, cuando los pones al grill ni funden ni gratinan, solo se queman”, criticó el quesero francés y dueño de la tienda barcelonesa Can Luc, Luc Talbordet.

Por otro lado, mostró su rechazo al almíbar que baña los croissant en algunos locales de comida: “¿Para qué? ¿Por qué? ¿Qué necesidad hay? Es inmundo, se te pegan los dedos y la boca y es dulce a más no poder. El almíbar es el mal”.

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“Me horroriza y me saca de quicio hasta tener que refrenar una violencia interna y unas ganas de muerte global”, arremetió.

Papitas fritas congeladas

Las papas fritas son una maravilla innegable, sin embargo, para el periodista y escritor David Remartínez, su encanto se pierde cuando son congeladas, aconsejando que una buena forma de elegir un restaurante es descubrir que las papas fritas que venden, son “reales”.

“Eliminaría de todos los platos de todos los menús del día las patatas fritas congeladas. Ya está bien. Pon otra guarnición, haz el favor, deja esa cosa para las hamburgueserías”, aseveró.

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Por otro lado, rechazó tajantemente el melón con jamón, preparación nunca antes escuchada al menos por quien escribe esta nota.

“Eso no llega ni al nivel de cocina de piso de estudiantes, amigo, es la pachorra hecha receta. Es un poco de fruta con los restos de un bocadillo”, dijo.

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Pxfuel (cc)

El filete a la plancha

Quizás la declaración más polémica para los chilenos: El filete fue calificado como “aburrido” por el presidente de la Comunidad Comidista de El País, Mikel López Ayurriaga.

“Estoy absolutamente en contra de este artículo (…) pero aun así debo aprovechar la oportunidad para pedir la inmediata prohibición del filete a la plancha”, comentó López, asegurando no poder con “esos trozos de ternera tiesa”.

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cope.es

“Me ciega de ira que las verduras se consideren comida aburrida, cuando las lonchas de carne acuosa, omnipresentes en los menús del día patrios, son el tedio personificado”, sentenció.