Bután es un pequeño reino de Asia, ubicado en el borde oriental de los Himalayas, entre China e India, nación conocida a nivel mundial como “el país más feliz del mundo” por el deseo que todos sus habitantes (menos de 800 mil) logren ese estado.

Y tienen razones para estar contentos y celebrar, al menos en pandemia, ya que al cierre de esta edición solo registran 21 casos de coronavirus, con cero muertos, de acuerdo a datos de la Universidad Johns Hopkins.

Bután es una joven democracia, pero la monarquía se mantiene altamente vigente y popular, lo que se refleja en el perfil de sus reyes, Jigme Khesar Namgyel Wangchuck y Jetsun Pema.

Y aunque las decisiones realmente pasan por el gobierno, el monarca dragón ha tenido un papel preponderante en la emergencia.

El diario estadounidense The Washington Post cubrió la repatriación de uno de sus ciudadanos de 76 años quien, tras manifestar problemas estomacales y bajos niveles de oxígeno en la sangre, dio positivo al virus y se transformó en el primer caso en el reino.

El artículo entregó varios detalles acerca de su vida y viaje por esa zona del mundo, aunque también proporcionó datos del manejo de las autoridades al respecto.

Tras confirmarse el diagnóstico, la autoridad sanitaria inició el rastreo de todos los contactos que Bert Hewitt tuvo junto a su pareja, Sandi Fischer (59).

“El rey supervisó el proceso en persona y se quedó toda la noche”, dijo el ministro de salud butanés, Dechen Wangmo, al citado medio.

Finalmente, el paciente fue repatriado por Estados Unidos y tras varios días de hospitalización y de estar conectado a un ventilador logró salir del estado crítico, sobreviviendo al Covid-19.

“La orden de su majestad fue cuidar de él. La nación completa estaba rezando por él”, añadió el secretario de Estado.

Y efectivamente el soberano decidió involucrarse en su caso: de acuerdo a la publicación, le envió al enfermo una sábana y un pijama de seda.

Además, conversó personalmente con su familia y señaló que algún día le gustaría conversar con Hewitt, un físico jubilado, acerca de agujeros negros.

Pero el trabajo para contener el virus se hizo en serio. A la mañana siguiente del diagnóstico del turista, 73 personas fueron identificadas como contactos directos y fueron puestas en cuarentena preventiva.

En tanto, 225 contactos indirectos fueron obligados a quedarse en casa.

El rastreo incluso llevó a las autoridades a India, país que visitaron con anterioridad a Bután, y donde se reportaron cerca de 600 contactos con el enfermo.

Por su parte, Hewitt fue aislado y recibió tratamiento médico de urgencia hasta que su país envió un jet con una unidad de biocontención.

El viaje de regreso duró 30 horas y a su llegada fue ingresado al centro médico que la Universidad de Maryland tiene en Baltimore.

“Lo que sea que hayan intentado en Bután probablemente te salvó la vida”, le dijo un médico al paciente, al que su hija mayor ya lo amenazó con “requisarle el pasaporte”, según el Post.