La mente y las conductas tienden a dar señales de nuestra salud mental. Ser demasiado duro contigo mismo, o autocriticarse duramente de forma constante, podría afectarla. Una psicóloga detalló cuáles son las siete señales para estar alerta frente a la autocrítica que no es sana y entregó algunos tips para enfrentarla.

Se trata de la Doctora en Psicología Alice Boyes, quien ha escrito dos libros relacionados con su área: El kit de herramientas para la mente sana y El kit de herramientas para la ansiedad.

En una columna publicada en el sitio especializado Psychology Today, Boyes explicó que “las personas que son demasiado duras consigo mismas típicamente perciben la autocrítica como justificada. Los perfeccionistas son especialmente vulnerables a esto”, una conducta que según informó La Vanguardia, puede ser indicio de depresión.

Para entregar “una dosis de realidad”, la experta detalló cuáles son los comportamientos comunes que indican que eres demasiado duro contigo mismo.

1. Castigarse psicológicamente por errores mínimos

“La gran mayoría del tiempo, cuando cometemos errores, son errores pequeños que no tienen consecuencias o que tienen consecuencias mínimas”, escribió Boyes.

Ejemplificó con culparse por haber escogido fruta podrida en la feria, o haber comprado una caja de yogur vencido.

En este caso, la psicóloga recomendó “darte un umbral de errores para darte algo de oportunidad, por ejemplo, los errores que gastan poco dinero o poco tiempo”.

2. Criticarse demasiado tras arreglar un error

El ejemplo de la doctora suele ser cotidiano: “En la mañana me referí a alguien por el nombre equivocado en un correo electrónico. Me di cuenta de mi error (…) le escribí de inmediato a la persona para disculparme, pero luego, no dejé de criticarme por eso, porque le había hecho lo mismo a otra persona hacía unas semanas”.

Con esto, explicó que algunas personas no dejan de pensar en el error cometido, a pesar de haber hecho lo suficiente para arreglar la situación.

Su recomendación es reconocer “que el papel saludable de la culpa es motivarnos a corregir las cosas e intentar no repetir los errores. Permítete seguir adelante una vez que hagas tu mayor esfuerzo por corregir un error”.

3. El autocuidado no va primero

“Presta particular atención si no dejas de dejar de lado el autocuidado relacionado con la salud y el ejercicio ya que son áreas muy importantes de la vida”, advirtió Boyes.

En este sentido, mencionó que muchas personas postergan su vida personal, sus gustos y sus placeres por razones de trabajo.

La experta aconsejó notar que “hay algunos otros dominios del autocuidado a los que nunca les das prioridad. Considera darte el tiempo, dinero o espacio mental que necesites”.

4. Sentir culpa cuando alguien te trata mal

Boyes se pregunta si “cuando algo sale mal de manera interpersonal, ¿siempre lo percibes como tu culpa?”. Esto, a pesar de que objetivamente no tengas responsabilidad.

En este caso, según la Doctora en Psicología, es recomendable reconocer “el punto medio entre tomar muy poca responsabilidad y demasiada”. La idea, explicó, es recoger la responsabilidad suficiente para que el problema ocurrido no vuelva.

5. Hacer siempre un esfuerzo extra.

La experta advirtió que realizar constantes esfuerzos extras es “agotador” y que, a la larga, podrían traer efectos negativos, como dejar de prestar atención en otros asuntos que tienen igual o mayor importancia.

En este sentido Boyes especificó que existe un denominado “síndrome del impostor”, que consiste en el temor de que los defectos de una persona sean revelados “y que tu vida rápidamente se vuelva un desastre” si no se es consciente en exceso sobre las tareas.

“La manera más fácil de romper este patrón es practicar no hacer un esfuerzo extra en tareas pequeñas. Cada vez que hagas esto y no pase nada terrible, se volverá más fácil”, detalló.

6. Sentirse fracasado aunque (casi) todo funciona bien

Quienes son demasiado autocríticos suelen ver las áreas de su vida que no son totalmente perfectas, dejando a un lado aquello que funciona bien. Pueden llegar a sentirse un fracaso, aún cuando no lo son.

“Si otras personas te perciben como con una vida funcional, considera que hay al menos un poco de verdad en eso”, aconsejó Boyes.

“¿La realidad de tu vida y toma de decisiones es menos rosada de lo que las personas podrían percibir pero considerablemente mejor de lo que te das crédito? ¿Qué haces bien que tomas por sentado? Por ejemplo, pagas tus cuentas a tiempo”, agregó.

7. Eres empático con los errores de los otros pero no con los tuyos.

La psicóloga señaló que todos somos susceptibles a cometer errores, sobre todo aquellos que son consecuencia de un descuido. “Por ejemplo, encender la licuadora sin colocar bien la tapa y el batido termina en las paredes”, escribió.

“Cuando otras personas hacen cosas así ¿percibes sus errores como comprensibles?”, se preguntó, añadiendo otro cuestionamiento: “cuando cometes este tipo de errores, ¿eres absolutamente incomprensivo y te sumerges en la autocrítica?”.

Para evitar ser poco empático contigo mismo, Boyes aconsejó que “cuando pasan cosas así, pregúntate qué le dirías a alguien más que te agrade y a quien respetes y luego intenta decirte lo mismo a ti”.

Por otro lado, es necesario estar atento a las conductas o síntomas que derechamente encienden una “luz de alerta” e indican que es necesaria la ayuda psicológica.

Según la especialista María Jesús Álava Reyes, fundadora del Centro de Psicología Álava Reyes, estas son 10:

1. Sientes que no tienes control sobre tu día a día (acontecimientos diarios).

2. Empiezas a somatizar (diversos dolores, en función de las características de cada persona) o a tener ataques de ansiedad (presión en el pecho, aceleración del ritmo cardíaco, hiperventilación o respiración muy superficial y acelerada, sudoración…).

3. No tienes control sobre las emociones (Llanto, rabia, angustia, tristeza, desolación, sentimientos de impotencia, desesperanza…).

4. Te encuentras en una situación límite, que no sabes resolver o no tienes fuerza para afrontar (Problemas graves de pareja, hijos o trabajo).

5. Sientes que tu área emocional te arrastra y no eres capaz de analizar las cosas con objetividad y actuar inteligentemente.

6. Estás lleno de pensamientos negativos, catastrofistas, obsesiones o fijaciones que te impiden vivir la vida con normalidad.

7. Deseas que la vida se acabe y sientes que no tiene sentido tu papel en este mundo.

8. Sientes una agresividad que eres incapaz de controlar, y sabes que puede desencadenar en situaciones límite.

9. Piensas que todo el mundo está en su contra.

10. Tienes grandes dificultades para descansar, conciliar el sueño, desconectar de situaciones, y no puedes vivir la vida con normalidad.