Plataformas como Zoom, Skype o Microsoft Teams, han sido fundamentales para trabajar de forma remota. Sin embargo, las largas reuniones frente a la cámara, también pueden pasarte la cuenta.

Verse diariamente en una pantalla junto a los compañeros de trabajo, podría provocar una obsesión por estar siempre presentable. Incluso, puede afectar en la visión que tenemos de nosotros mismos.

La sobre exposición de las personas mediante videollamadas, puede resultar traumática para quienes ya presentan alguna patología psicológica.

Es el caso de los pacientes que sufren dismorfia corporal, un trastorno provocado por la preocupación obsesiva por un defecto percibido en las características físicas.

“Lo que sí se ve con mucha frecuencia en población joven, es el daño en el autoconcepto, en la autoestima, en definitiva, en el amor a uno mismo. Eso sí que se está viendo resentido en los últimos años”, explica la psicóloga Elisa García, al diario electrónico El País.

Sin embargo, García señala que para detectar un dismorfia corporal, habría que fijarse en “una excesiva preocupación por un defecto físico que no suele ser percibido por los demás“.

Asimismo, percatarse cuando haces grandes esfuerzos por ocultar dicho defecto. “Compararse constantemente con el físico de otros, ser muy perfeccionista y buscar la aprobación del resto o evitar situaciones sociales hasta el punto de llegar a aislarse”, describe la especialista.

Cómo influyen las redes sociales

Más allá de las videollamadas, la especialista se refiere al uso de las redes sociales. “Efectivamente influye en la percepción corporal que tenemos, dependiendo de qué uso hagamos de ellas y qué tipo de contenido visualicemos y consumamos“, explica.

“No es lo mismo seguir páginas que tengan que ver con intereses que fomenten nuestro autocuidado (deportes, viajes, nutrición, etc) que el visualizar constantemente contenidos de personas que viven vidas de lujo en las que las emociones negativas y el malestar parece no existir”, compara la psicóloga.

Es así como la exposición continúa a ese tipo de contenido, ofrecido por personas que parecen tener “una ‘vida mejor que la nuestra‘, puede hacer que caigamos en una comparación que no nos favorece y que con el tiempo podría tener efectos en nuestra salud mental”, advierte.

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Beneficios de las videollamadas

Algo diferente ocurre con las videollamadas laborales, las cuales también han traído beneficios para aquellas personas que les incomodan las interacciones sociales.

“La gente ha tendido a relajarse y a hacer ‘pequeñas trampas’ como por ejemplo, apagar la cámara, quitar el sonido, decir que la cámara no funciona, alejarse para que no se vea con demasiada nitidez”, ejemplifica García.

“Muchos pacientes con tendencia a la fobia social se han visto ‘más protegidos’ con este tipo de interacciones que en las situaciones que pueden darse en la realidad de una oficina, donde ciertas situaciones pueden implicar una mayor exposición y comprometerles más”, finaliza la experta.