De la lista revelada por la organización sanitaria, 14 están presentes en Chile y pueden provocar mortales enfermedades.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó la lista de los 19 hongos más peligrosos, de ellos 14 se encuentran en Chile y de ellos 4 son los más letales.

Cryptococcus neoformans, Aspergillus fumigatus, Candida albicans y Candida auris fueron los cuatro hongos de importancia crítica que entraron en la “lista negra” de patógenos fúngicos publicada recientemente por la Organización Mundial de la Salud.

Estas especies están asociadas a enfermedades graves como la meningitis, infecciones de distintos órganos y sistémicas y a la resistencia a los antimicóticos, este último, un fenómeno de creciente preocupación global.

Esto pues provocan la muerte de más de 1,6 millones de personas al año y causan enfermedades a largo plazo en cientos de millones más.

De acuerdo al investigador del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Chile y representante en nuestro país de la “Acción Mundial para las Infecciones Fúngicas” (GAFFI), Eduardo Álvarez Duarte, el impacto de estas patologías en chilenos datan del 2017, cuando mediante un estudio nacional se concluyó que “alrededor de 350.000 chilenos al año sufren de una micosis potencialmente letal”.

Riesgos de mortalidad

Según el análisis, el hongo más crítico y que se encuentra en Chile es el Cryptococcus neoformans, el cual “tiene una alta prevalencia a nivel mundial, y una mortalidad que oscila entre un 40 y 60%”.

No obstante, detalla el especialista, todos los hongos de la lista pueden provocar muerte y/o enfermedades, esto debido a la “resistencia a los medicamentos u otros problemas de terapéutica y gestión o, dada su prevalencia”.

En consecuencia, las personas inmunocomprometidas, como las personas de mayor edad o pacientes diabéticos, VIH/SIDA o con cáncer, entre muchas otras afecciones, son más propensas a desarrollar otras comorbilidades cuando adquieren alguno de estos hongos más peligrosos.

Estudio científico
Este artículo se basa en un estudio científico que puede ser sometido a nuevas pruebas para ser validado o descartado. Sus resultados NO deben considerarse concluyentes.