El gobierno anunció un Plan de Emergencia Habitacional. La propuesta del Ejecutivo busca enfrentar el grave déficit que existe en Chile y entregará 260.000 viviendas durante el mandato del presidente Gabriel Boric.

La propuesta gubernamental se base en algunas claves, como recuperar el rol del Estado en la planificación y gestión habitacional, diversificar las formas de acceso a la vivienda (como la autogestión, las cooperativas y el impulso al arriendo a precio justo), robustecer el Banco de Suelo Público y fomentar procesos de producción habitacional más eficientes, modernos y sostenibles.

El plan es ambicioso y responde a una severa carencia habitacional a nivel país, la cual se acerca a las 650.000 viviendas. De cumplirse el plan trazado por la autoridad, se daría solución al 40% de la demanda existente hasta ahora.

Otro punto relevante del plan hace referencia a las cerca de 80.000 familias que viven en campamentos, para quienes se ha propuesto el programa “Construyendo Barrios”, el cual busca intervenir 300 asentamientos urbanos irregulares, los cuales serán regularizados y urbanizados, lo que beneficiará a unas 25.000 familias.

Es evidente que Chile enfrenta el drama de “los sin casa”, pero también es muy compleja la realidad de “los con casa”. Muchos vecindarios y espacios públicos del país han sido arrebatados por la delincuencia y el narcotráfico. Por eso, resulta clave que el gobierno no solo levante viviendas, sino que construya y potencie barrios. Invertir en ellos no debe ser visto como una cuestión de apego nostálgico, sino como un elemento clave en la recuperación de espacios públicos y en el potenciamiento de los factores protectores comunitarios. 

La evidencia internacional así lo demuestra. Por ejemplo, intervenciones comunitarias y la presencia de ONG disminuyen las tasas de violencia y los delitos. Otro dato: en barrios en donde hay inversión para renovación y mejoras urbanas las tasas de delitos violentos y contra la propiedad bajan entre un 10% y un 25%. Y para los jóvenes, vivir en barrios menos vulnerables significa mejoras importantes su rendimiento académico, su salud física y mental, además de presentar menores tasas de arresto por comisión de delitos.

La tarea de recuperación de los barrios, sin embargo, no puede quedar solo como una tarea estatal. 

Estamos convencidos de que un modelo de colaboración público-privado-vecinal es una estrategia que puede acelerar este proceso para devolver los espacios públicos e incrementar los niveles de seguridad. No solo necesitamos un Estado presente en los barrios, sino empresas comprometidas con sus territorios, impulsando vínculos de confianza y colaboración con sus comunidades. También se requieren autoridades locales que impulsen esta colaboración compartida y, por cierto, invertir en la capacitación y promoción de los liderazgos locales.

Sí, Chile necesita hacer más casas, pero también construir y recuperar barrios.

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