Hasta hace unos días Marlen Fuentes, Úrsula Ibáñez, Carla Hernández y Yayi Acevedo no se conocían. Viven en barrios, comunas y regiones distintas del país y, a priori, se podría pensar que no tienen nada en común. Sin embargo, basta hablar dos minutos con cualquiera de ellas para darse cuenta que sus sueños se juntan más allá de las fronteras que las separan: todas quieren construir más y mejores oportunidades para sus barrios, para su comunidad.

En la biblioteca del Colegio Eliodoro Matte Ossa, en la zona sur de Santiago, hablan de estos sueños. Marlen espera que se deje de pensar en delincuencia cuando se hable de Bajos de Mena; Úrsula quiere un San Bernardo donde las familias puedan disfrutar libremente de las plazas y parques, Carla quiere que las vecinas y vecinos de Franklin no olviden su historia, y Yayi anhela que en La Ligua haya más espacios de participación para niñas, niños y adolescentes y que puedan soñar con un futuro en el que todas y todos tengan un lugar.

Ellas son parte de Territorio Común, un programa impulsado por más de una decena de organizaciones de la sociedad civil, que busca fortalecer las capacidades y liderazgos comunitarios para potenciar redes de intercambio y colaboración, porque hay talentos y proyectos que necesitamos que no se pierdan y sean parte de las políticas públicas de nuestro país.

Sabemos que la crisis socioeconómica y sanitaria profundizó las crecientes desigualdades que experimenta cotidianamente la ciudadanía y aumentó los niveles de pobreza, pero también somos conscientes que las comunidades están en una constante búsqueda de bienestar, revalorización de su identidad local y que tienen diversas personas que están generando cambios profundos para conseguirlo, por lo que creemos que es tarea de todas y todos fortalecer ese potencial y poner a disposición las herramientas que necesitan para hacer sus sueños realidad. Queremos que ese capital social existente en las comunidades crezca y que no pase desapercibido.

Marcela Mondino, Fundación Avina; Arturo Celedón, Fundación Colunga; Isidora Larraín, Fundación Fibra; Yael Senerman, Fundación Olivo; Leonor Merin, Fundación Mustakis; y Rosario Bruna, Fundación YA.

Nuestra sección de OPINIÓN es un espacio abierto, por lo que el contenido vertido en esta columna es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial de BioBioChile