La primera vuelta presidencial del pasado 21 de noviembre marcó todo un hito. De acuerdo a cifras entregadas por el Servel, un 47,34% del padrón electoral asistió a las urnas ese caluroso domingo de primavera. Pudimos ver largas filas y aglomeraciones afuera de los locales de votación, incluso con problemas para cerrar los locales a la hora en algunos casos. Lo que pasó en parte se entiende, porque estamos aún en pandemia y hay aforos limitados. Además, una elección con cuatro cargos de representación pública que elegir y múltiples candidatos, es mucho más lenta que procesos con pocas opciones. Pero en muchos casos la lentitud del proceso se debió a la falta de organización y poca capacidad de reacción. Surge una inquietud: ¿Qué habría pasado si, como todos aspiramos, el padrón completo hubiese ido a votar ese día?

El voto electrónico es un proceso que conlleva a profundas modificaciones al acto democrático del voto y sus principios, discusión que en Chile no está zanjada y requiere mucho análisis. Sin embargo, sí podemos aprovechar la tecnología para mejorar los actuales procesos sin modificar su esencia.

Faltan menos para repetir el acto cívico, el cual esta vez se presume será más rápido, ya que solo será un voto en vez de cuatro, sin embargo, de todas maneras, debemos replantearnos cómo podemos mejorar la experiencia de los votantes para hacer los procesos más expeditos y fáciles.

La plataforma que presentó el Servel previo a la elección, donde se podía revisar de manera anticipada el voto en forma electrónica, fue un avance importante para llegar a la urna más informado, pero hay otras herramientas que se podrían incorporar con tecnología ya disponible y aceptada por los ciudadanos. Por ejemplo, se podría generar un sistema de agendamiento online, como ya existe en otras industrias de servicios, donde la persona previamente reserve un rango de horario estimado para emitir su sufragio y así evita hacer largas filas a diferencia de quienes lleguen sin agendamiento.

También, se podría incorporar un sistema de monitoreo en tiempo real de los locales de votación, donde a través de una página web se pueda ver en línea el porcentaje de aforo del local y, a la vez, el tiempo estimado de espera para votar.

Existen ejemplos de otras medidas que flexibilizan el sistema de votación, como el caso de Uruguay, donde existe el sistema conocido como voto observado. En este país, el voto es obligatorio. En esa realidad los votos observados son una alternativa para quienes, por una razón justificada, emiten su sufragio en un lugar diferente al que les corresponde.

Las elecciones municipales de mayo pasado también fueron todo un desafío al plantear por primera vez una instancia de sufragio que contemplaba dos días, principalmente por temas de aforo asociados a la pandemia. El experimento fue exitoso respecto al objetivo de ese momento, que era evitar aglomeraciones. Esta buena experiencia se podría replicar para futuras elecciones, para que el padrón se divida para votar en dos jornadas, y que el mismo sistema que indica el lugar de votación te proponga o incluso permita reservar el día y horario para cumplir con tu sufragio. De esta manera el Servel garantizaría que el flujo de personas esté bien distribuido a lo largo de los dos días.

Con medidas simples y fáciles de implementar, se le entregan al votante mayores herramientas para acudir a sufragar de manera informada y entregando mayor flexibilidad al proceso. Así tal vez logremos mejorar la experiencia de los ciudadanos y de a poco acercarnos a ese anhelo del 100% del padrón votando.

Federico Burgos
Director de sector público de Oracle

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