La Defensoría de la Niñez ha hecho un llamado abierto a respetar los derechos de participación de niños y adolescentes. En este sentido, se está proponiendo rebajar la edad mínima de intervención en el plebiscito de salida de la nueva Constitución. Más allá del derecho a voto, lo que se plantea es que las infancias y adolescencias sean oídas y efectivamente participen en la esfera pública.

Institucionalizar esta colaboración, no solo permitirá recoger de mejor manera las inquietudes de este grupo social, sino que también democratizar el espacio de ciudadanía más allá de la instancia de sufragio.

La intervención de este sector es un deber democrático y, por lo demás, un derecho consagrado en la Convención Internacional de los Derechos del Niño, que señala que las infancias pueden expresar su opinión en todos los asuntos que les afecten y esta opinión debe ser debidamente tomada en cuenta.

De esta forma y a modo de conclusión, se hace fundamental que las ideas y propuestas de niños y adolescentes sean consideradas para la configuración del país, sobre todo si buscamos poner en concreto el discurso de diversidad e inclusión que hoy comienza a gestarse.

Nuestra sección de OPINIÓN es un espacio abierto, por lo que el contenido vertido en esta columna es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial de BioBioChile