La disciplina es parte de nuestra vida diaria, es un trabajo complejo para muchos y su desarrollo simplemente no es fácil. La disciplina la podemos definir como un conjunto de reglas o normas cuyo cumplimiento de manera constante conducen a cierto resultado. La disciplina es un hábito que se genera en base al compromiso, es autocontrol, es orden pero sobre todo podría decir que la disciplina es tener clara la tarea y los objetivos.

Creo que el primer desafío que tuvimos en pandemia fue quedarnos en casa y pasar repentinamente al teletrabajo. Lo que siempre habíamos querido trabajar desde casa, se hacía realidad, y nos dimos cuenta que no era tan fácil. Necesitábamos disciplina, levantarnos a una hora definida, con una planificación, con tiempos acotados, en un espacio definido, con tiempos de descanso, de colación, vestirnos adecuadamente, tener el rigor de presentarnos física y mentalmente a través de una ventana desconocida llamada Zoom, Meets, Teams y otras similares.

Lo que parecía posible estar en pijamas, y hacer las cosas sin orden alguno no era posible. Pero aprendimos, algunos ya están en un nivel casi profesional, y actúan desde su casa como si estuvieran físicamente en el lugar de trabajo.

Esa misma disciplina es la que necesitamos para convivir con el coronavirus, ya sabemos que Chile es un país ejemplar en la vacunación de emergencia, pero esto no significa que los vacunados no contagien. La vacuna apunta a lograr que el resultado no sea tan severo y evitemos los tratamientos intensivos o de emergencia o la muerte. Pero con vacuna podemos portar el virus, enfermar y contagiar a otras personas.

Para convivir de forma adecuada con el virus, necesitamos disciplina, una coordinación de actitudes que busque conseguir orden para desarrollar actividades específicas y conseguir resultados de vida positivos lo más pronto posible, para eso necesitamos autocontrol, poner normas, objetivos, reglas; para eso necesitamos de una mascarilla adecuada que se use de forma correcta sin excepción, necesitamos de una distancia física mínima, de lavados de manos y de desinfección de superficies y ropas, con una ventilación aceptable, de lo contrario la tarea no será posible cumplirla, simplemente porque no fuimos disciplinados.

Ya hemos visto que mucha gente es reticente a las exigencias y normas, porque simplemente atentan contra la libertad individual. Las normas, hay que entenderlas como normas auto impuestas, necesarias para tener éxito. Así como nos autoimpusimos un horario para levantarnos en casa, o un espacio permanente de trabajo, cuando enfrentábamos el trabajo a distancia.

Si fallas, nadie dirá nada, pero el resultado será horrible una persona o varias enfermas, con resultados catastróficos. Establecer un compromiso con uno mismo, es parte de la disciplina, es comprometernos a vencer o convivir con el riesgo del coronavirus, para así forzar un resultado que todos queremos, una normalidad en la nueva realidad. Sabemos que es difícil la propuesta pero no es imposible, un buen trabajo ordenado comprometido disciplinado con toda la seguridad tiene resultados, pero frente al covid-19 ese resultado es éxito, el compromiso contigo mismo y con tu entorno es finalmente un objetivo de vida que hoy no solo se puede lograr con las vacunas por cuanto adicionalmente requiere de la disciplina de las personas para hacerlo posible, lo que hace posible la Gestión del Riesgo.

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