En el marco de la prolongada crisis sanitaria, política, social y económica en la que nos encontramos, la Gran Logia de Chile, institución ética de tradición republicana, que a través de sus miembros proyecta sobre la sociedad los altos valores e ideales que sustenta, especialmente la fraternidad y la tolerancia, observa con preocupación el debilitamiento de la institucionalidad de la República, producto del clima de polarización e intolerancia que se ha instalado en el debate nacional y sus efectos en la gobernabilidad democrática, afectando la acción de los poderes del Estado en los distintos ámbitos que son de su responsabilidad.

Aspiramos a que el Estado, a través de sus instituciones, conduzca y lidere las estrategias pertinentes – oportunas y de calidad – en aquellos ámbitos de la vida nacional donde tienen responsabilidades, las que son relevantes para la buena marcha del país y el cumplimiento de la Constitución y las leyes.

La Gran Logia de Chile hace un imperioso llamado al diálogo honesto, transparente y constructivo, que reúna a los poderes e instituciones del Estado, y a todos los actores políticos y sociales, para mancomunar las políticas públicas necesarias para afrontar las exigencias sociales ante la pandemia.

Nos asiste la convicción que la situación actual demanda la generosidad de todos, como también el deber de enfrentar unidos los difíciles tiempos que vivimos.

En nuestro actual sistema político, es la figura del Presidente de la República quién debe liderar esta voluntad política, para alcanzar acuerdos reales y efectivos que nos permitan enfrentar esta crisis que ha sumido a muchos compatriotas en la desesperanza. En este diálogo es necesario que estén presentes todos quienes tienen responsabilidad en el devenir institucional de la República, sin exclusión.

Esperamos, como chilenos, que quienes ejercen los poderes del Estado por mandato ciudadano, construyan los caminos del diálogo para dar respuesta y atender las demandas actuales y futuras, anteponiendo siempre el bien común de toda la sociedad, antes que los objetivos políticos y electorales coyunturales.

El clima de efervescencia perceptible en nuestra sociedad requiere una ruta de acción clara y firme, basada en la unidad. De esta forma será posible superar las urgencias y desafíos de hoy, proyectar una hoja de ruta viable y creíble y dar la legitimidad y resguardo al proceso constitucional que tenemos por delante.

Por ello, manifestamos nuestra voluntad de colaborar en este trascendental desafío, pues nos asiste la convicción que la situación actual demanda la generosidad de todos y el deber de enfrentar unidos los difíciles tiempos que vivimos.

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