Esto no se trata de Hamás versus Israel, se trata de un pueblo que ha soportado la máxima opresión durante más de 75 años. Los palestinos del mundo queremos paz y autodeterminación para nuestro pueblo, pero es imposible que haya una paz justa y duradera sin que se respete la legalidad internacional y, sobre todo, sin que se ponga fin a la ocupación.

Nuevamente, el mundo es espectador y está conmocionado ante una nueva escalada de violencia entre palestinos e israelíes que, esta vez, ha logrado tener la atención de todo el mundo, haciendo que noticiarios alrededor del globo estén 24 horas pendientes de la situación.

Dicho lo anterior, hay que cuestionarse: ¿Este conflicto es reciente? ¿Las horribles situaciones de violencia que estamos viendo por televisión comenzaron hace una semana en la zona? Cuando se fundó el estado de Israel en 1948, 750 mil palestinos fueron expulsados violentamente de sus hogares, transformándose en refugiados. Esta cifra ha aumentado a alrededor de 6 millones de personas en la actualidad, quienes han esperado pacientemente poder regresar a su tierra.

El derecho a retorno de los palestinos no es algo antojadizo. De acuerdo con la Resolución 194 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) adoptada el 11 de diciembre de 1948, ésta reconoce el derecho de los refugiados palestinos a regresar a sus hogares y propiedades de donde fueron desplazados, así como a recibir compensación por las pérdidas sufridas en caso de no querer retornar.

Por supuesto, Israel nunca ha cumplido esta resolución. En repetidas ocasiones, como Comunidad Palestina hemos presionado e instado a que Israel respete dichas resoluciones, sin embargo, las ha violado todas, incluidas 754 resoluciones de la Asamblea General, 97 del Consejo de Seguridad y 96 del Consejo de Derechos Humanos.

Si nos centramos en la situación actual, es importante destacar que más del 70% de las personas que viven en la Franja de Gaza no son originarios de ahí, sino que fueron expulsadas de sus ciudades y aldeas hace décadas.

Palestinos desplazados en la Franja de Gaza
EFE

Los gazatíes, que forman parte de los millones de refugiados palestinos que hay en la actualidad, siguen esperando, tras 75 años, el respeto de la Resolución 194 para poder regresar. Un dato relevante para discutir es la precaria situación humanitaria en Gaza, la cual no comenzó con esta escalada de violencia, sino que ha sido perpetuada a lo largo de los años.

El territorio, que mide 10 por 42 kilómetros en total, es una de las zonas más densamente pobladas del mundo, siendo el hogar de más de 2.2 millones de personas. Al mismo tiempo, está rodeado por un muro construido hace 16 años en el norte, este y sur, mientras que en el mar los habitantes tienen una limitación de millas náuticas máximas que pueden navegar, lo que fue en desmedro directo hacia las personas que trabajaban con la pesca, provocando que cientos de familias quedaran sin su principal fuente de trabajo.

Las restricciones de Israel en la franja de Gaza

La Franja de Gaza lleva más de 16 años bajo bloqueo, como mencioné antes, terrestre, marítimo y aéreo, y con graves limitaciones de entrada y salida de personas, bienes y servicios.

Las restricciones impuestas por Israel a los bienes que ingresan afectan a equipos médicos, piezas de repuesto, medicamentos y otros suministros esenciales, como equipos de rayos X, escáneres de tomografía computarizada, escáneres de imágenes de resonancia magnética, botellas de oxígeno, materiales utilizados en prótesis de extremidades, entre otros.

Durante el 2022 el 33% de las 20.295 solicitudes de permisos para pacientes no fueron aprobados a tiempo para que pudieran acudir a sus citas hospitalarias. Un caso que conmocionó a quienes seguimos de cerca la situación palestina fue el de Fatma Al-Maisri de 19 meses, quien falleció mientras sus padres esperaban un permiso para llegar hasta el Hospital Makassed, en Jerusalén oriental, y que la operaran.

En lo que respecta a la salud mental, según la OMS, el 40% de los hogares en la Franja de Gaza, notificaron tener al menos un miembro con signos de angustia psicosocial aguda. Esto, se debe principalmente a las más de 5 operaciones israelíes en Gaza realizadas desde 2008, que han dejado un saldo de miles de fallecidos y familias destruidas.

Además de lo anterior, Israel controla otros suministros básicos, como la entrada de comida, electricidad, internet, agua, entre otros. Sin embargo, en este reciente escenario que tiene a todo el planeta pendiente, el Ministro de Defensa israelí, como política de estado, ha anunciado que Gaza quedará bajo el asedio total, cortándoles todos estos suministros necesarios para la vida de los civiles.

Esta situación, significa que los hospitales no puedan seguir funcionando sin electricidad; los alimentos refrigerados caducarán pronto provocando la inanición de la población civil, incluyendo un millón de niños y bebés; la imposibilidad de comunicación con el exterior y los medios de comunicación, entre muchos otros efectos adversos.

Incumplimientos y crímenes de guerra

Es importante recordar que, de acuerdo con el derecho internacional, es obligación y responsabilidad de la potencia ocupante resguardar la seguridad de la población civil. Al mismo tiempo, de acuerdo con las Convenciones de Ginebra, las personas solo pueden ser sancionadas por sus propias acciones y no por la conducta de otros, por lo que el castigo colectivo que está implementando Israel en Gaza es una violación grave y se considera un crimen de guerra.

Pero la situación de la Franja no es ni reciente ni exclusiva a los gazatíes, ya que la ocupación israelí también la viven los ciudadanos de Cisjordania en su día a día, donde se encuentran con una gran cantidad de obstáculos para llevar una vida normal.

Según la OMS, en 2023, 1,37 millones de palestinos experimentaron necesidades graves y catastróficas de asistencia humanitaria de agua y saneamiento. Si puntualizamos en el caso de Cisjordania, debemos recordar que Israel desvía los suministros hacia los más de 300 asentamientos ilegales de colonos que existen en el territorio palestino.

Pero, ¿por qué Israel sigue construyendo colonias dentro de Palestina a pesar de que el derecho internacional prohíbe trasladar población civil a territorio ocupado y, al mismo tiempo, son uno de los principales obstáculos para que los palestinos puedan tener su propio Estado?

La respuesta es clara, evidente y ha sido demostrada una y otra vez con sus acciones, a pesar de que los palestinos, han aceptado las fronteras previas a 1967, es decir, un 22% para un Estado Palestino, y un 78% para Israel.

A pesar de esta luz verde a buscar una solución, cada año desde 1967 y de forma ininterrumpida, todos los distintos gobiernos de Israel han seguido avanzando en la construcción de los asentamientos dentro de territorio palestino, los cuales están resguardados por militares israelíes y cuentan con carreteras exclusivas que los palestinos no pueden utilizar.

Es más, un 60% de Cisjordania es de administración exclusiva de los israelíes. También existe un grave problema con las prácticas de demolición de viviendas en Cisjordania, incluida Jerusalén oriental. En 2022, 953 estructuras fueron demolidas, lo que provocó el desplazamiento de 1031 palestinos.

Otro problema grave que afecta a los habitantes es la cantidad de detenidos, algunos sin juicio en las cárceles israelíes, hay casi 5 mil presos políticos en la actualidad, lo más grave es que hay menores de edad en las cárceles. Entre marzo de 2022 y marzo de 2023, el número de detenciones administrativas se duplicó, pasando de 490 a 967. En este sentido, se han documentado prácticas de torturas y malos tratos, como agresiones físicas y violencia sexual.

Las implicaciones económicas de una ocupación prolongada por tantos años son determinantes en muchos aspectos, como, por ejemplo, en las altas tasas de desempleo, representando un 44% en la Franja de Gaza y un 14% en Cisjordania. Esto se relaciona con el hecho de que un tercio de la población palestina del territorio ocupado o 1,78 millones de personas, sufren inseguridad alimentaria grave.

En Cisjordania, los palestinos también viven rodeados por el muro, igual que en Gaza, el cual no está ubicado en el borde entre Palestina e Israel, sino que el 80% de éste está construido dentro de territorio palestino, anexando tierras.

También, las personas que viven ahí tienen identidades diferenciadas por colores, y requieren permisos para movilizarse, incluso, dentro de Cisjordania. Quien da el pasaporte palestino es Israel, ellos deciden quien es palestino y quien no; y hasta el mismísimo presidente de Palestina necesita autorización de Israel para salir del país.

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Con todos estos datos entregados y muchos faltantes, respondo las preguntas iniciales: ¿Este conflicto es reciente? ¿Las horribles situaciones de violencia que estamos viendo por televisión comenzaron hace una semana en la zona? La respuesta clara y categórica es que no.

Los Palestinos llevan aguantando situaciones humillantes por décadas sin respuestas ni de Israel ni de la comunidad internacional, la única diferencia es que esta vez cautivó el interés de los medios de comunicación y de los líderes mundiales, quienes en otras y repetidas ocasiones han optado por hacer oídos sordos, mantener la boca cerrada y la mirada ausente.