Señor director:
Nos preocupamos por la salud y la educación formal de nuestros hijos, pero ¿qué tan ocupados estamos de enseñarles sobre su relación con el dinero? Este es un aspecto crucial que, sorprendentemente, aún no priorizamos lo suficiente.
Según un estudio de la Universidad de Stanford en 2018, los hábitos financieros fundamentales se consolidan antes de los 7 años. Entonces, ¿por qué no comenzar a enseñárselos desde muy temprano?
La realidad no miente. En Chile, el 60% de los jóvenes tiene deudas, de acuerdo con datos del Banco Central de 2022. Al mismo tiempo, las redes sociales promueven un consumo emocional, impulsado por sesgos que nublan el juicio y fomentan decisiones impulsivas.
¿Quién no ha pasado noches en vela preocupado por las deudas o sin poder comprar algo urgente que estaba fuera del presupuesto? Enseñar educación financiera a nuestros hijos es una oportunidad para que vivan diferente, evitar esas angustias y, quizás, ahorrarles horas de terapia en el futuro.
El momento de actuar es ahora. Podemos comenzar desde la vida cotidiana, enseñando a los niños qué hacer con su mesada, fomentando el valor del ahorro y el gasto consciente.
Por ejemplo, si ese dinero puede ahorrarse y depositarse en una cuenta que genere intereses, mucho mejor. Además, existen juegos como el “Minimarket” o el “Monopoly”, que enseñan conceptos financieros clave de una manera entretenida y accesible, haciendo que el aprendizaje sea natural y divertido.
La educación financiera no puede seguir siendo un tema secundario en la vida de nuestros hijos. Si no la incorporamos desde la infancia, seguiremos viendo los efectos negativos del endeudamiento.
Esta es una herramienta esencial que debemos democratizar, para que todos tengan acceso a ella, fomentando un futuro más consciente, responsable y libre de deudas.
Carla Saldías
Coordinadora de Programas Mí Barrio Financiero
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