Quizá hayas visto estas imágenes, luego de que se viralizaran en diversos grupos de usuarios de Chiguayante y Concepción. En ella, el guardia de un conocido supermercado penquista da a conocer el caso de Niña, la fiel acompañante de Martín, quien espera a que su humano termine de realizar sus compras sin saber que jamás volverá.
Pero, ¿quién es la perrita? y más aún, ¿quién fue Martín?
Hablar de Martín, quien era más conocido como “El Bin Laden”, es hablar de un hombre con la sabiduría y el buen corazón que le había otorgado la dureza de la vida. Regularmente se le podía ver en la intersección de las avenidas Chacabuco y Padre Hurtado de la capital penquista, pidiendo una colaboración o, simplemente, regalando una palabra amable a quienes transitaban por el lugar.
Quienes lo conocieron se refieren a él como una persona con un gran conocimiento, con una amabilidad sin precedentes y sobre todo, un alma libre. Sus cercanos dicen que, si bien se encontraba en situación de calle, aquello habría sido por su propia decisión.
Una muestra de su generosidad es la fotografía de él que en mayo recién pasado se viralizó. Justamente estando en esa intersección en compañía de su perrita Niña, Martín prefirió cubrirla a ella con una lámina de plástico para que no se mojara, cuando pudo haber aprovechado el mismo material para protegerse él.
Tristemente, este lunes Martín falleció. La noticia fue dada a conocer por el seremi de Desarrollo Social del Bío Bío, Alberto Moraga, indicando que la causa de su deceso aún es materia de investigación.
¿Y qué pasó con la Niña?
Lo primero que vimos de ella es la fotografía que les mostramos al principio. Martín iba cada día a comprar al supermercado Ganga ubicado en Chacabuco con Prat. La Niña seguía esperándolo en las afueras, como cada mañana, pero en esta oportunidad, claramente Martín no saldría con su botella y su pancito.
Por fortuna para ella, Martín tenía una muy buena amiga, su amiga “Rose”. Ella, que en conversación con BioBioChile pidió reserva de su identidad, nos contó que Niña está ahora con ella, en su hogar.
“Todo partió como una broma”, dijo. “Entre talla y talla, le comenté que tengo dos perritos que son adoptados y me dijo: qué bueno saber que tengo una amiga que, si el día de mañana este mundo me queda chico, pueda adoptarla“.
Y así fue. Hoy la querida acompañante de Martín vive con su amiga Rose. “Él siempre me enseño a valorar más el amor incondicional de un perro, en vez de sufrir por el desamor de los humanos, pero nunca pensé que tan rápido se iba a cambiar de casa (como ellos prefieren llamarle a la muerte)”.
Sabemos que “la niña” añorará por siempre a su querido Martín, pero al menos ahora no volverá a estar sola nunca más. Perdió a su amigo de toda la vida, pero ganó dos hermanos y un hogar donde, sin dudas, la llenarán de amor.
