Un segundo caso de tortuga olivácea hallada en costas de la región del Bío Bío tiene lugar este mes.

Esta vez se trata de un macho de 26 kilos encontrado por pescadores del Sindicato de Punta Lavapié, cerca de la costa.

Estos dieron aviso al Servicio Nacional de Pesca, cuyos profesionales la trasladaron al Hospital Clínico Veterinario de la Universidad San Sebastián Concepción.

Tras permanecer once días interna en el recinto médico veterinario, fue trasladada ayer por personal de Sernapesca a Carriel Sur, desde donde viajará vía aérea a la Universidad de Antofagasta, que cuenta con un centro especializado en la recuperación y liberación de esta especie.

Allá será atendida por el mismo equipo de expertos que recuperaron a la tortuga olivácea hembra recepcionada la semana pasada, en un procedimiento, prácticamente idéntico.

Según cuenta Jorge Leichtle, médico veterinario del HCV de la Universidad San Sebastián Concepción, “al momento de su ingreso el animal presentó una contusión en cráneo, posiblemente causada por una colisión contra una embarcación, y un cuadro de debilidad general“.

Agregó que “Se le realizó una serie de exámenes (radiografías, hemogramas, perfiles coproparasitarios) y por suerte todos los parámetros estuvieron dentro de un rango de normalidad. La lesión en cráneo evolucionó favorablemente, los perfiles mejoraron más aún, se le realizó un nuevo hemograma de control y, tras los buenos resultados, se procedió a su alta médica”.

Astrid Guerra Bahamonde, jefa del Programa de Gestión Ambiental región del Bío Bío de Sernapesca, valora el que, al igual que en el caso de la tortuga hembra hallada en Tumbes, Talcahuano, fueron pescadores los que dieron la alerta. “Esta vez fueron integrantes del Sindicato de Punta Lavapié quienes se sorprendieron al verla nadando de manera errática, por lo que llamaron a Sernapesca”, dice.

“La tortuga olivácea es propia de los mares sudamericanos, pero su hábitat está lejos de las costas, mar adentro. Lo que ocurre en estos casos es que se extravían, posiblemente buscando alimento, y llegan a las playas con problemas de salud o arriesgando sus vidas”, analiza Leichtle.

El animal fue embalado acorde a los protocolos internacionales que exigen ciertas condiciones estándares de traslado: untada en vaselina, en ayunas y con arnés de seguridad, en una caja especialmente diseñada para el traslado de quelonios. Sobre ella, gasa para mantener la humedad. El propósito de los médicos veterinarios es disminuir lo máximo posible los factores de estrés del traslado y viaje.

U. San Sebastián
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