Los pescadores de centolla quedaron a su suerte, a unos 5,5 kilómetros (3 millas naúticas) de la Isla Dawson, en el extremo sur del país.
Los pescadores magallánicos Ismael Lemus (49) y Eugenio Aros (30) vivieron horas más que complejas este miércoles, cuando por la falla de una cañería que enfría el motor de su lancha, la Condor II, la embarcación menor zozobrara, dejando a ambos a la deriva en las gélidas aguas del Estrecho de Magallanes.
Según contó el propio Ismael Lemus a LUN, junto a Eugenio Aros se dedican a la pesca de centolla y ese día zarparon temprano para continuar con faenas que venían realizando desde el 1 de junio. Navegaban hacia Punta Arenas cuando la nave falló y en menos de siete minutos la Condor II estaba bajo el agua.
“Le alcancé a colocar el chaleco salvavidas a mi compañero y nada más. El otro chaleco se fue a pique junto a la embarcación. También mi celular”, relató Ismael al matutino.
En ese momento, ambos pescadores quedaron a su suerte, a unos 5,5 kilómetros (3 millas naúticas) de la Isla Dawson, en aguas cuya temperatura no superaba los 4 grados Célsius y con una sensación térmica de -1°, debido al viento y los chubascos de nieve que habían en la zona.
Desde el Centro de Búsqueda y Salvamento Marítimo del Departamento de Operaciones de la Gobernación Marítima de Punta Arenas aseguraron a diario El Pingüino que tras la llamada de alerta desde la Condor II se activó un operativo multidimensional.
Luego, la autoridad marítima de Punta Arenas dispuso el zarpe de emergencia de la Lancha de Policía Marítima (LPM) 4407, la lancha de servicio general 1619 “Punta Arenas” y en coordinación con la Tercera Zona Naval, el despegue del avión naval de Exploración N-264, dependiente del Grupo Aeronaval Sur, desviando de su ruta de navegación hacia el área de la emergencia a las Lanchas que se encontraban en navegación en las cercanías.
No obstante, el rescate lo concretaron tripulantes de la embarcación pesquera Macarena II, de Sebastián González. Este fue contactado por Sandro Cárdenas, empresario pesquero de la zona, que conoce a Ismael Lemus y que escuchó el llamado de auxilio. González era el más cercano al lugar del naufragio, pero aún así no fue hasta 4 horas después del accidente que pudieron dar con los desafortunados pescadores.
Cuando llegaron a rescatar a sus colegas, estos estaban con síntomas de hipotermia, aferrados a unos bidones donde cargaban petróleo.
Tras ser rescatados de las aguas del Estrecho de Magallanes, Ismael Lemus y Eugenio Aros fueron acercados hasta donde estaba la autoridad marítima, quienes aplicaron los protocolos necesarios para asegurar la sobrevivencia de los pescadores.
“Fue una alegría inmensa, después nos llevaron para (Puerto) Harris, donde los marinos, ellos se portaron súper bien con nosotros, nos dieron cafecito” dijo un emocionado Eugenio Aros, uno de los dos sobrevivientes del naufragio mientras afirmaba “gracias a Dios estamos con vida, una segunda oportunidad, hay que aprovecharla nomás”.
Asimismo, Ismael Lemus agradeció a quienes los rescataron diciendo además que “lo único que uno está feliz es estar los dos con vida, yo y mi compañero”, diciendo además que “nosotros hicimos un pacto de por vida, porque los dos nos salvamos de la muerte”.