La exmilitante de la Democracia Cristiana, Mariana Aylwin, fue crítica del actuar de las autoridades de gobierno y su responsabilidad en la falta de legitimidad que hoy tienen las policías. Además, se refirió a la crisis que hoy vive la DC.

Durante el Plebiscito de Salida se conformó el movimiento político “Amarillos Por Chile”, que reclutó a expersonalidades de la centroizquierda, como la exministra de Educación e hija del expresidente Patricio Aylwin, Mariana Aylwin.

La exmilitante de la Democracia Cristiana se refirió a la actual situación del Gobierno, a la crisis que vive el partido de la falange, en entrevista con El Pingüino.

– ¿Cómo está Chile desde hace tres años?

“Yo trabajo en el centro de Santiago y todos los días paso por la Biblioteca Nacional, y desde hace tres años veo que la puerta por Morandé, está cerrada y todas las persianas están tapadas por dentro, y uno dice que no puede ser, que a tres años, todavía no se abra, y es algo tan simbólico.

Después de la “celebración” de los tres años, todos los edificios de ‘por aquí’ que fueron arreglados están rayados. Entonces, llevamos tres años así y esto es horrible y es invivible, y lo que uno cree, es que en estas circunstancias, este es un país que va en caída y no hemos sido capaz de ponerle freno.

El tema más complicado después del 18 de octubre, tiene que ver con la violencia, con el crimen organizado, porque en definitiva, cuando se legitimó la violencia como algo que era necesario para cambiar el país, se ilegitimó, no solo la violencia en las calles, se legitimó también la delincuencia”.

– Actuales autoridades trataron de muy mala forma a las policías y a militares ¿eso validó la violencia?

“Completamente, porque hoy día qué capacidad tienen, qué respaldo tienen las Fuerzas Armadas para actuar. No se atreven, y cómo se van a atrever si después de tres años, el Presidente (Gabriel Boric) en vez de darle un apoyo -que se lo da-, pero antes les dice que hicieron todo mal, que hubo muertes, que hubo abusos y no dice en qué contexto fue esa situación. El contexto fue en donde la violencia estaba desatada y teníamos unos Carabineros que no tenían condiciones ni el respaldo para resolver el problema”.

– Más de la mitad de los ministros y subsecretarios indicaron en sus redes sociales duros términos para las fuerzas policiales, algo que antes nunca se había visto ni Patricio Aylwin, Ricardo Lagos, o Eduardo Frei, nunca hicieron algo parecido…

“Nunca insultando, nunca faltando el respeto, siempre haciendo valer una posición política y eso es legítimo. Este es un tremendo problema, porque en definitiva nuestras autoridades hoy día tienen tejado de vidrio, entonces tienen que estar decidiendo todo el tiempo y entonces el Presidente Boric tiene que decir todos los días, ‘antes dije esto, pero ahora creo esto otro’; ‘antes dije que estaba en contra del TPP, pero ahora tengo que hacerlo’.

Entonces todo eso le quita posibilidad al Gobierno de empoderarse y me parece que este es un gobierno poco empoderado, muy vociferante, pero poco empoderado”.

– ¿Qué opinión le merece la reacción que tuvo el Presidente en la Conapyme?

“Me parece entendible y yo no lo cuestiono, subió el tono, pero yo también recuerdo a mi padre, por ejemplo, que una vez le gritaron y él se enfrentó con fuerza, no insultó y exigió respeto, y yo creo que al Presidente de la República hay que respetarlo.

Valorando a los dirigentes y quienes estaban allí, creo que cuando uno invita al Presidente de la República no puede hacerle una encerrona, entonces sentí que fue poco delicado. Ahora, esto tiene que ver también con el clima, entonces eso tiende a que uno diga que esto es consecuencia de otros insultos, pero yo siento que el Presidente debía hacer una reivindicación del respeto que merece”.

Mariana Aylwin: “La DC está en una crisis tremendamente terminal

– ¿Qué rol cree usted que jugó Amarillos por Chile en el Plebiscito de Salida?

“Yo creo que fue importante, porque de alguna manera nosotros logramos abrir una compuerta para que personas del mundo de la centroizquierda se atrevieran a sumarse a los cuestionamientos desde el respeto, desde la racionalidad, desde la mesura y finalmente votar Rechazo.

Yo creo que abrió una compuerta para que eso fuera posible, porque al principio éramos muy cuestionados, decían que era una locura, esto no puede ser, el cuestionar a la Convención era para hacer víctima de mucho bullying y mucha cancelación. Pero finalmente creo que nosotros contribuimos para entregar argumentos desde la sensatez, desde la racionalidad y desde la búsqueda del bien común y eso influyó para que el Rechazo sea tan mayoritario”.

– ¿Amarillos puede ser el nexo para unir un poco a sectores de la izquierda con sectores de la derecha y trabajar mancomunadamente bajo el alero electoral de un pacto?

“Habrá que ver, pero es interesante, porque en el mundo del centro, está un sector de la Democracia Cristiana que está saliendo y que parece que quieren formar otro partido; y hay otro grupo que también fue de independientes, donde está Javiera Parada. De todas maneras hay que buscar acuerdos políticos, y yo creo que la división tajante entre izquierdas y derechas no es una división que nos sirva para construir el Chile del futuro, y por lo tanto, estamos dispuestos a conversar con todos”.

– ¿Qué opinión le merece la renuncia de Claudio Orrego a la Democracia Cristiana tras 33 años de militancia?

“Yo creo que la Democracia Cristiana está en una crisis tremendamente terminal, no sé cómo lo van a hacer las personas que tienen más representación o que tienen más legitimidad o tienen una historia para sacar adelante a la Democracia Cristiana, yo veo que va a hacer muy difícil y entiendo que Orrego se vaya de este partido, porque es un partido ya casi invivible.

Me parece que la estrategia de él es más bien hacia la centroizquierda, más de izquierda, como la estrategia que siguió Rodrigo Díaz, el gobernador de Concepción, y también el alcalde Castro y el de Renca, quienes en el fondo, desde ser independiente, se han aliado a los partidos de izquierda y la Democracia Cristiana hoy día no es un buen nombre para aliarse con los partidos de izquierda”.