Pese a no ser la colonia más grande de Chile, los croatas han sabido convertirse en una de las comunidades más poderosas del país, pasando desde el Presidente de la República, Gabriel Boric, al empresario Andrónico Luksic, entre otros; como quienes tienen orígenes familiares en dicha nación.

Del nuevo presidente, Gabriel Boric, al mayor magnate del país, Andrónio Luksic, pasando por decenas de parlamentarios o premios nacionales de artes y humanidades; la comunidad croata de Chile no logró encontrar el oro que vino buscando en el siglo XIX, pero ha conquistado las esferas del poder.

No son la colonia más importante ni la primera en pisar las remotas tierras de Chile, pero desde que se instalaron en Punta Arenas, el extremo sur del continente Latinoamericano, y en Antofagasta al norte, han dejado su impronta en la historia nacional.

Una colectividad que supone un 2,4% de la población según datos oficiales, es decir, unas 400.000 personas.

Antes de que Boric llegara a la Presidencia, otros croatas habían abierto un hueco en las élites chilenas, como el propio Luksic, cuya familia amasa la mayor fortuna del país, dueña de la poderosa minera de cobre Antofagasta Minerals, además de bancos, embotelladoras o grandes medios de comunicación.

Otros croatas destacados son Pascual Baburizza, uno de los grandes millonarios de Chile hace un siglo; el Premio Nacional de Literatura Antonio Skármeta; el expresidente del Colo Colo, Peter Dragicevic, o el arquitecto Smiljan Radic.

En política son conocidos la exministra Ingrid Antonijevic (2006), la constituyente Elisa Giustinianovich, el diputado Vlado Mirosevic o la excandidata presidencial y senadora, Carolina Goic.

La búsqueda del oro de la comunidad croata en Chile

“Al contrario que los ingleses y los escoceses, los croatas llegaron a Chile de forma masiva”, explicó el economista Marco Antonio Barticevic, directivo del Club Croata de Punta Arenas, al que pertenece la familia Boric.

Fue una plaga de la vid, su principal actividad agrícola, y su inadaptación al paso de la construcción de barcos de vela a vapor lo que dejó a miles de habitantes de la antigua Dalmacia sin sustento y les obligó a migrar a principios del siglo XIX, agregó el experto.

En la pequeña ciudad portuaria de Punta Arenas, frente al estrecho de Magallanes, se instalaron y dejaron su huella: un barrio croata, la calle croata, el colegio croata, la división de bomberos croata y varios restaurantes.

“Solían embarcar en Génova, pasaban por Buenos Aires y atravesaban el estrecho de Magallanes. A veces, continuaban hasta el norte de Chile buscando las salitreras, o incluso planeaban llegar a California”, agregó la profesora puntarenense, María Angélica Mimica, también descendiente de croatas.

Muchos se quedaron en esta región por el descubrimiento del oro, agregó, cuya explotación duró solo unos 15 años, y luego “tuvieron que dedicarse a la agricultura, la ganadería o a abrir pequeños negocios”.

“Aquí se instalaron y lograron copar todas las esferas de la vida pública”, manifestó.

Chile y Croacia en la actualidad

Para el popular locutor de radio Vladimiro Mimica, cuyos abuelos llegaron con pasaporte austrohúngaro, los croatas que cruzaron el Atlántico “no eran intelectuales, sino obreros que supieron integrarse muy bien con otra comunidad que viajó en masa al sur de Chile: los habitantes del archipiélago de Chiloé”.

“Su simbiosis fue clave, las dos comunidades se impulsaron y trabajaron juntas para prosperar”, añadió Mimica.

Ambos llegaban con la noción de que “Punta Arenas era una ciudad próspera y cosmopolita, por donde pasaban miles de embarcaciones al no existir todavía el canal de Panamá”, agregó.

Los vínculos entre el extremo sur de Chile y Croacia se mantienen sólidos hasta hoy, dijo el alcalde de Punta Arenas, Claudio Radonich, también nieto de croatas.

“Solemos tener visitas del presidente croata a menudo y aquí tenemos el único otro consulado croata de Chile además del de Santiago”, afirmó desde su oficina.

Los lazos de la familia Boric

Desde la pequeña isla Ugljan, cruzó el Atlántico hace más de 150 años el bisabuelo del Presidente de la República, Gabriel Boric, para instalarse en el archipiélago de Tierra del Fuego, una de las zonas habitadas más australes del mundo, conocida entonces por el oro.

En numerosas ocasiones, Boric ha asegurado sentirse “orgulloso” de sus raíces migrantes, que además de croatas por parte de su padre, Luis, también son españolas por parte de madre, María Soledad Font.

En 2010, cuando todavía era líder estudiantil, viajó junto a sus hermanos a Ugljan para reunirse con varios familiares lejanos que habían localizado por Internet, según consigna una publicación croata.

“Gabriel hablaba mucho sobre Chile y contaba que sería presidente. A Zdenka (una prima), le dijo que nos enviaría un avión presidencial si algún día lo lograba”, bromeó su primo Domagoj Kombura entonces.

Cuatro años más tarde, cuando Boric ya era diputado por la región de Magallanes, hizo un homenaje a los migrantes croatas en la Cámara Baja.

“Muchos no alcanzaron a conocer el suelo de Croacia, pero todos la tuvimos muy presente durante toda nuestra infancia y juventud”, apuntó como integrante de la comunidad croata en Chile.