A cuatro días de una de las elecciones más importantes de los últimos 30 años en Chile, dos expertos analizaron los principales escenarios que tiene por delante el Ejecutivo, a diez meses de dejar el poder.

El presidente Piñera no ha tenido un período fácil a cargo del país. Con presiones de algunos sectores de Chile Vamos, bajos índices de aprobación y falta de proyectos propios que tengan futuro en el Congreso, se avecina un año de múltiples desafíos para el Gobierno.

Algunos hablan de un “parlamentarismo de facto” por las iniciativas que han presentado algunos congresistas e, incluso, han surgido voces más extremas que han llamado a adelantar las elecciones presidenciales o declarar al mandatario incapaz de seguir gobernando.

Ante este duro panorama, el analista Kenneth Bunker, director de la plataforma de análisis político www.tresquintos.cl, augura un difícil futuro para el jefe de Estado. “El gobierno hace rato pasó a ser un gobierno administrativo. Incluso yo diría que el gobierno de Piñera pasó a ser irrelevante después del estallido social”, expone el especialista a Deutsche Welle (DW).

Por su parte, Josefina Araos, historiadora y analista del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES Chile), señala que A estas alturas, no tiene mucho sentido que el gobierno aspire a retomar la iniciativa o controlar la agenda. A diez meses del cambio de mando, lo central es asegurar un mínimo de gobernabilidad y para ello es fundamental concentrarse en consolidar el acuerdo que se ha ido generando con la presidenta del Senado, Yasna Provoste”.

“Eso es lo que va a permitir compensar la debilidad del gobierno y romper la dinámica de obstrucción entre el Congreso y el Ejecutivo”, agrega.

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Un gobierno fuera de juego

Bunker, que además es columnista de Ex-Ante y Las Últimas Noticias, estima que, una vez pasadas las elecciones del 15 y 16 de mayo, la atención política se va a centrar en la Convención Constitucional, que comenzará a operar en junio, y en las futuras presidenciales, que tendrán lugar en noviembre. En ese calendario, el gobierno difícilmente encontrará un espacio.

“El gobierno no va a pasar a segundo plano, va a pasar a un tercer plano. La gente está pensando en la Convención y en las presidenciales, en sacar al gobierno y pensar en el futuro”, sostiene.

Araos, columnista de La Tercera y The Clinic, considera que una alternativa para Piñera es dedicarse a consolidar el proceso de vacunación, su principal éxito tras el inicio de la pandemia, y en la entrega de ayuda efectiva para las personas.

Sin embargo, advierte que “es fundamental que toda la clase política tome conciencia de que en el buen término de este gobierno se juega la estabilidad de la república. Y eso exige una generosidad y responsabilidad en la oposición que, hasta el momento, ha sido escasa”.

Bunker, por su parte, pone el foco en lo que él considera ha sido la mala lectura de los tiempos que corren por parte del gobierno de Piñera. “Estuvo la oportunidad de trabajar sobre la propuesta constitucional de Bachelet, y Piñera la ignoró”, dice el académico y cientista político.

“Hubo muchas oportunidades para evitar el estallido social, porque las señales estaban ahí, y el gobierno nunca lo hizo. Y cuando llegó el estallido, el gobierno quedó fuera de juego. Uno pensaba que si Piñera podía hacer algo bien era administrar, pero ni eso ha hecho bien”, añade.

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Un presidente en el piso

Políticos y analistas han ido más allá en sus críticas a Piñera y han señalado que su gobierno “está muerto” y, por ende, pensar en su futuro es un ejercicio insustancial. Araos estima que esa afirmación “se sostiene en el dato de que efectivamente se ha quedado solo y sin margen de acción”, como ocurrió en el retiro de los fondos de pensiones.

“El proyecto presentado por la oposición logró avanzar gracias al apoyo de miembros del oficialismo, que con ello evidenciaron que las propias filas del Ejecutivo ya no están dispuestas a secundar a Piñera”, agrega.

Además, la historiadora recuerda algunas declaraciones de miembros del Gobierno días antes de la quema del metro, en octubre de 2019, cuando llamaron a levantarse más temprano para ahorrar o a comprar flores, que estaban baratas.

“No es azaroso que la crisis les haya estallado a ellos. Pareciera que a la derecha, y en particular a Piñera y quienes lo rodean, se les hace difícil manejar momentos críticos. Aunque hay varias razones que explican esto, creo que un elemento importante es el triunfalismo que acompañó al presidente y su equipo después de la elección de 2017. La contundencia del triunfo los hizo confirmar sus prejuicios, desconociendo las señales evidentes de un malestar en la ciudadanía”, dice.

“Este gobierno llega tarde, llega mal y a veces no llega, y la gente se da cuenta de eso. Y perdió mucho poder, por eso necesita que alguien lo ayude a entender cuáles son los procesos sociales que se están dando”, estima Bunker.

“En lo que queda, el gobierno no va a poder promover ninguna de sus iniciativas, porque no tiene el apoyo del Congreso ni de la gente. Por eso, la alternativa es tratar de avanzar con mayorías más amplias. Las encuestas muestran consistentemente que el presidente está en el piso, y más allá de la pandemia, acá está lo del estallido social y existe, diría yo, una mala gestión. La sensación que hay es que Piñera está solo, y cuando eso pasa, nadie se te quiere acercar”, cierra.