La historia recién comienza a escribirse. Más allá de las cifras de la pandemia, lo que vivieron los hospitales de alta complejidad para atender el aumento sostenido de casos de covid-19 el 2020 en Chile tiene diversos ángulos, todos ellos muy preocupantes.

Comenzamos el 2020 recibiendo noticias inquietantes desde el extranjero: las imágenes más dolorosas de la pandemia, con muertos en pasillos y calles de algunos países de Sudamérica y otros lugares del mundo, grabadas por muchas cámaras de teléfonos celulares. En paralelo, en Chile se cimentaba una gran brecha entre dudas y respuestas. Y se comenzó a trabajar temprano y rápido, contra el tiempo.

Lo poco conocido del escenario en marzo del año pasado, casi otoño, ad portas de la emergencia sanitaria mundial, que aterrizaba en Chile, fue un problema mayor.

Con un panorama ya más claro, un año después, entre varias preguntas, hay una en especial, que no tenía respuesta… hasta hoy.

¿Por qué en Chile no se repitió la dolorosa escena de numerosos pacientes fallecidos en los pasillos de hospitales o féretros en calles a vista de todos, como en otros lugares? Y son más de 20.000 muertos, 55 diarios solo asociados al coronavirus, más de 2 cada hora, todas las horas, como promedio. Un desafío para dar dignidad a la muerte, en un escenario sumamente complejo.

Directores de hospitales y encargados de las morgues de los principales recintos asistenciales de cuatro regiones del país respondieron la interrogante a BioBioChile.

El Carmen

Juan Kehr, director del Hospital El Carmen de Maipú, explica que, en el emblemático inmueble de alta complejidad, el escenario inicial era incierto respecto a la fatalidad de la enfermedad.

“Cuando uno veía las imágenes que aparecían en la televisión, con pacientes fallecidos en Brasil y sobre todo en Ecuador, no sabíamos lo que se nos venía encima”, destaca.

¿Qué hicieron ante ese panorama?

“En este hospital teníamos 6 cámaras frigoríficas. Teníamos la capacidad de tener 6 pacientes fallecidos en esos espacios. Así se construyó y no había problema porque generalmente habían 1 o 2 fallecidos por día”, acota.

Ante esa realidad, Kehr describe que inmediatamente adquirieron una cámara frigorífica especialmente diseñada para mantener en su interior a 18 personas fallecidas, de manera simultánea.

“Aumentamos la capacidad para tener fallecidos desde 6 a 24 espacios. Lo cual nunca ocurrió, porque jamás se usó a su capacidad máxima, pero la cámara fue necesaria. A fines de junio, llegamos a tener 18 fallecidos, que fue nuestra máxima ocupación”, destaca.

Kehr reafirma que gracias a esa medida no tuvieron complejidades, pese a lo “tensionado” que se vio el sistema de salud a mediados de 2020.

En el Hospital El Carmen han fallecido más de 700 personas por covid-19 y el peak de contagios en la región Metropolitana se produjo entre fines de mayo y fines de junio.

“Nosotros tenemos más de 200 fallecidos respecto de un año normal”, agrega Kehr.

También el director médico destaca la labor de los trabajadores de la salud del recinto asistencial metropolitano, quienes, acota, con su esfuerzo y también de la administración del hospital, evitaron más fatalidades.

Morgue Hospital El Carmen de Maipú | Comunicaciones del recinto asitencial

Donado por una empresa

El Hospital Guillermo Grant Benavente, más conocido como Regional de Concepción o el “más grande del sur de Chile o de regiones” tuvo que lidiar con la falta de espacio al interior del edificio para poder ampliar el depósito de cadáveres de sus instalaciones.

¿Cómo lo resolvió? El jefe de Unidad Patológica del recinto penquista, doctor Pablo Mucientes, narró a BBCL la solución.

“Nos preocupamos desde el comienzo de esta pandemia, de cómo íbamos a enfrentar el tema de los fallecidos. Antes de esto, jamás usamos bolsas mortuorias, tuvimos que conseguirlas, fijarnos en protocolos internacionales, que tampoco estaban muy armados, porque no era un virus conocido, y comprar los insumos necesarios”, explica.

A lo anterior, también suma que se debió entrenar al personal bajo normas para el trabajo con fallecidos covid-19.

“Además, junto con el fallecido doctor Carlos Grant (director del SS Concepción que murió por covid-19 en enero pasado) vimos cómo aumentar la capacidad del depósito de fallecidos, ya que contábamos con uno que daba para atender los requerimientos en tiempos normales, de 8 personas”, añade.

Por lo anterior, surge la idea de una ampliación rápida, en uno de los estacionamientos del recinto.

“Lo hicimos con un container refrigerado, adaptado como cámara de fallecidos, que fue donado por una empresa, y donde podemos dejar pacientes fallecidos covid positivo. Esa unidad siempre la hemos estado ocupando”, destaca el facultativo.

“Si no hubiera sido por eso, hubiéramos llegado completar la capacidad rápidamente y habríamos tenido que dejar fallecidos quizás donde”, menciona Mucientes.

Con el nuevo container, el recinto penquista sumó 8 espacios más a los habituales, es decir, dobló aforo.

En su interior hay dos mesones de aluminio, a distintos niveles, acondicionados para los cuerpos inertes, dos o tres en promedio por día llegan hasta ahí, hasta que familiares los retiran para darles sepultura.

Morgue “covid-19” Hospital Regional de Concepción.

Arriendo

Una formula similar usó el Hospital Carlos Van Buren de Valparaíso.

Rodrigo Riveros, subdirector de Gestión Asistencial del recinto de salud, explica que en febrero del año pasado comenzaron a idear un plan de contingencia, desde implementos de seguridad a readecuación de espacios, tomando en cuenta que el inmueble tiene varias décadas de existencias, desde su inauguración en 1772 y refacción en 1906, tras el terremoto de Valparaíso.

El jefe médico señala que su definición del año es como “complejo, por la pandemia, pero satisfactorio, por la gestión en el hospital, donde nunca nos faltó una cama”.

Riveros enfatiza en que la gestión y la labor de los equipos de salud fue determinante para que no se llegara a extremos, con decisiones tan complejas, como la “última cama”.

“El covid-19 vino a modificar todos los protocolos de atención. Desde atender un parto por covid-19, hasta el manejo de cadáveres”, menciona el médico.

“Nosotros ante un escenario catastrófico potencial, que por suerte no se dio, aumentamos la capacidad de nuestra unidad patológica, mediante el arriendo de un container refrigerado, que permitiera aumentarlo”, destaca Rodrigo Riveros.

“No se dio lo que se vio en otras partes del mundo, pero, igual nos preparamos para un escenario catastrófico, así debía ser”, finaliza.

El médico dijo que de 6, se aumentó a 12 los espacios en la morgue del hospital, aunque el container, al final, no ha tenido que ser usado, hasta hoy.

Coordinación clave

“Nosotros tuvimos cuarentenas desde marzo a mayo y desde agosto a diciembre. Entre agosto y septiembre fue lo más complejo del año pasado”, dice la subdirectora médica del Hospital Clínico de Magallanes, María Isabel Iduya.

La región del extremo sur de Chile proporcionalmente fue una de la zonas más golpeadas por la pandemia en el país.

Respecto del manejo de fallecidos por la enfermedad, la médico explica que la coordinación previa fue la clave de un éxito… entre comillas.

“Con la red de salud se hizo una coordinación previa para tener muy claro lo que iba a ser el manejo de los fallecidos, cuáles iban a ser plazos y el protocolo mismo. Para ello, se coordinó con las empresas locales”, dice.

“Además, al interior del hospital nos coordinamos con la seremi para tener todos los implementos necesarios y la coordinación con las empresas para el manejo rápido de los fallecidos, que pensamos que podía ser un tema durante el año, pero, al final, no se llegó a una saturación del recinto”, añade.

“Así, lo importante fue la planificación, tanto en el cuidado de pacientes, para evitar que llegaran a extremos, como el tratamiento de los fallecidos y su manejo rápido”, destaca la doctora.

Dato a considerar es que la doctora Iduya se contagió en mayo pasado, estuvo conectada a respiración mecánica y volvió a su tarea a fines del año pasado. “Estuve intubada y lo pasé mal”, dice a BBCL.

Mensaje a la ciudadanía

Desde el primer día de la pandemia han surgido voces negacionistas frente a la existencia y las consecuencias del covid-19 y los mismos facultativos de los cuatro hospitales, a través de BBCL, quienes la palparon “in situ”, enviaron un mensaje a la ciudadanía sobre las “teorías conspirativas”, bajo el prisma del primer año de la pandemia.

“Basta preguntarle a los familiares de los más de 20 mil muertos, más a la gente que ha hecho covid-19 y que lo ha pasado mal. Eso no es más que la negación de la realidad, hasta que les pasa, porque ahí llegan totalmente cambiados”, dice el doctor Juan Kehr, quien también contrajo coronavirus, al igual que el 60% del personal médico del Hospital El Carmen.

“Es un virus muy contagioso. ¿Tienen que esperar a tener un familiar conectado a ventilación mecánica para decir: ‘Oh, es verdad’?”, se pregunta la doctora Iduya.

“Nada de lo que diga puede hacer tomar conciencia a personas que dicen que esto no existe. Esto excede a la racionalidad. El movimiento antivacuna, no es nuevo, no nace con el covid, nace de un fraude científico. Un llamado al autocuidado, que es una medida de empatía y solidaridad, y respecto de las vacunas, más allá del beneficio personal, es de toda la sociedad”, explica el doctor Riveros.

“Se juntan dos cosas, una falta grave de conocimiento y la tendencia que existe en redes sociales que cualquier persona es dueña de la verdad. Hay mucha gente que habla por un par de likes, pero no saben el daño que generan al decir mentiras tan brutales como esa”, cierra el doctor Mucientes.

Un año menos complejo pronostican los cuatro para este año. Son optimistas y ven señales claras que ya pasó lo peor. Además hay vacunas para todos, gratis y las esperanzas están puestas en la inmunidad de rebaño, un logro que se proyecta para mediados de año. También hay menos interrogantes, más respuestas y una certeza aterradora: Si nos descuidamos, si dejamos de cuidarnos aún podemos volver al comienzo y los equipos de salud y de apoyo están agotados.

Cuidarse y cuidar los avances para evitar retrocesos, hoy es un asunto urgente, en cada rincón de Chile, sigue siendo un asunto de vida o muerte.