Por segunda vez, en cuarenta años, la Misa de Acción de Gracias se realizó fuera de la Catedral Evangélica de Chile. La locación elegida fue San Joaquín, específicamente el Centro Cristiano Internacional.

El obispo Julio Meléndez, de la región del Bío Bío, llamó a Piñera a cumplir sus promesas de campaña, así como también, respecto al proyecto de las 40 horas, su par Jorge Méndez dijo que el tema “pasa más por un tema valórico y de principios, donde los trabajadores se comprometan a tener una actitud honesto”.

A la salida, el presidente Sebastián Piñera agradeció la entrega del mundo evangélico con las personas menos favorecidas.

En el Te Deum Evangélico, el obispo Francisco Rivas pidió perdón por los escándalos que envolvió a la Iglesia. El pastor del Centro Cristiano Internacional, Billy Bunster, admitió que hicieron esta petición, entre otras cosas, por ser soberbios.

Esto último fue valorado por el diputado de Revolución Demócratica, Pablo Vidal, quien dijo que estas disculpas las merecía el pueblo evangélico y todo el país.

Además de Sebastián Piñera, al lugar llegaron el presidente de la Corte Suprema, Haroldo Brito; y en representación del Congreso Nacional, Iván Moreira y Pepe Auth.