“Las personas son las que ponen el limite al sufrimiento, del dolor y la dignidad: cuantos años puedo aceptar estar en determinada condición física. Nadie puede determinar que es digno para uno, nadie puede imponer la dignidad, pero sí podemos otorgar todas las herramientas para que una persona pueda sentirse bien, si podemos ofrecer posibilidades”.

Francisco Papas Fritas Tapia es el gestor detrás de Amortanasia, un proyecto artístico y político que busca dar una muerte digna a personas que sufren enfermedades terminales y dolor permanente, dispuestas a terminar con su vida voluntariamente.

Esta semana se dio a conocer la historia de Jorge Valdés Romo, un hombre de 84 años que se sometió al procedimiento y fue el primero en revelar su historia a través de sus hijos.

“Hay una relación colectiva, social, donde las personas deciden en conjunto a sus seres queridos, y hay que preparar a ambas partes, y a las partes que se niegan, sacarles el ego de encima y empezar a generar una compasión por la persona que está solicitando la ayuda. Existe una comunión: eso da la posibilidad de una muerte digna”, explicó Tapia en entrevista con El Trasnoche, de Radio Bío Bío.

Francisco señaló también que todo el procedimiento se realiza en Chile y que los médicos vienen desde el extranjero para colaborar con la intervención.

Indicó que “en el suicidio asistido es la propia persona que se toma un elixir o una pastilla o aprieta un botón que le da una inyección que hace que su vida termine“, como fue el caso de Valdés.

“Siempre es la voluntad del paciente (…) Tiene que haber dignidad en todas sus formas”, recalcó.

La persona pasa por un proceso de reflexión y apoyo en la decisión final. No existe ni puede existir una presión para que la persona decida de una u otra manera su muerte, ni como tampoco debe existir la negación a la información completa, para que la persona en sus plenas facultades y en acompañamiento, pueda tomar una decisión de autodeterminación como es la eutanasia o el suicidio asistido”, relata en el proyecto.

Respecto a la “sensación” que queda después del procedimiento, Papas Fritas explicó que es complejo, pues no tiene una visión dicotómica de la vida y la muerte como algo “bueno o malo”, sino que una es parte de la otra naturalmente. “Es un proceso, es un paso… Hay espiritualidades de cada persona”, agregó.

Arte al margen de la ley

Para el gestor, la representación artística se aloja en la voluntad de no sólo representar la realidad, sino que “modificar la realidad”.

“Moralmente, hay cosas que nosotros sentimos que son legales y que deben hacerse pese a que la ley lo impida. Para mí, ahí está el arte, la estética y la ética“, expresó.

Consultado por el miedo a ser aprehendido por estar al margen de la ley, Tapia sostuvo que “el miedo se va. Sólo me podrían castigar por acompañar a personas moribundas”, aparándose en el Artículo 393 del Código Penal.

Francisco reveló además que la familia de Jorge Valdés ha vivido el duelo “de una manera muy bella” y que fueron los únicos que se atrevieron a exponer su historia frente a las críticas de los sectores más conservadores, como una forma de dejar un legado.

“Me rezarán un rosario cristiano, no de garabatos (…) Ellos tienen la libertad de morir como ellos quieran y si quieren sufrir porque sienten que Dios les dice eso, lo puedo entender. Estoy abierto a conversar con ellos. Yo sí los entiendo”.

La exposición “Razón de vivir, mi vida”, parte de Amortanasia, se presenta a partir de este viernes y hasta el 25 de julio, en el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM), en la región Metropolitana.